Jaque mate a un juez

Que no intenten engañar, por supuesto que la ley es para todos, pero a Garzón no le han echado de la carrera judicial por delincuente. Garzón no es un delincuente togado, como lo era Luis Pascual Estevil, tan justiciero, por cierto, cuando antes de ir a la cárcel era vocal del Poder Judicial, el mismo órgano precisamente que ahora ha practicado un ensañamiento supremo con el juez más famoso de España. Aunque claro que los instructores de la causa general contra Garzón, con el magistrado Luciano Varela a la cabeza, seguro que se las arreglarán para condenarle en alguna, si no en todas, de las tres causas que están abiertas contra él.

Las tres que, por cierto, rechaza la fiscalía del Tribunal Supremo. Aunque cabe esperar, porque el Estado de Derecho es más importante que todos estos personajes, que al final se hará justicia. Pero hay tal tufillo de vendetta en este asunto que eso parece ser lo de menos. De momento se han cobrado la pieza y han desalojado del despacho de Génova de la Audiencia Nacional al juez y a su cuadro del Guernica. Pasará mucho tiempo y para cuando el defenestrado pueda obtener su inocencia ya no será una amenaza ni para quienes ahora mandan en la Plaza de las Salesas ni para los severos rectores de los jueces de Marqués de la Ensenada 8.

Tampoco se le han cargado por sus fallos, en ocasiones relevantes, en la instrucción de algunos asuntos judiciales que ha tratado a lo largo de 22 años. No habría quien entendiera semejante vara de medir cuando, por ejemplo, Rafael Tirado, el juez del caso Mari Luz, ha salido de rositas con una simple sanción económica.

La cuestión no ha ido por ahí. Baltasar Garzón había pisado demasiados callos en la carrera y muchísimos más entre los delincuentes más poderosos, los corruptos. Han ganado el resentimiento corporativo y los celos profesionales, junto al odio ideológico de la ultraderecha, los intereses de la derecha política y seguramente, también, los numerosos despachos urban chic desde los que operan los corruptos.

Algo muy malo le debe pasar a este país cuando la caída de un juez es celebrada a la vez por el etarra Kubati, el camello Laureano Ubiña, el corrupto Francisco Correa, la magistrada Margarita Robles o por el político Federico Trillo y sus compañeros del PP de Madrid y de Valencia. Por cierto que el magistrado Antonio Pedreira debería in tentándose la toga…