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Alí Babá

Alí Babá

lunes 17 de mayo de 2010, 13:21h
   Esa cosa llamada "los mercados financieros", y que no es otra cosa que la gruta de Alí Babá donde los ricos del mundo almacenan y acrecientan su botín, han situado al presidente del Gobierno español en el lugar en que, sin embargo, siempre estuvo: el de la pusilanimidad política. No sólo a él, ciertamente, pero sí a él como acaso a ningún otro, pues este chico estuvo jurando y perjurando hasta ayer mismo que no desmayaría en plantar cara a la dictadura del Dinero. El problema no es que, contraviniendo la solemne promesa que hizo al ganar las elecciones de 2004, el poder le haya cambiado, sino que ha sido incapaz de cambiar en la medida y en la forma en que lo exige el ejercicio de un poder del que depende el bienestar de la gente. Detrás de los gestos fáciles, folclóricos, populistas, de sus gabinetes, nunca hubo una determinación franca ni un músculo de hierro para sostener sus buenas intenciones relativas a la justicia social.

   En vez de ir a buscar el dinero a la cueva de Alí Babá, que es donde se halla, éste amedrentado y claudicante Zapatero ha preferido birlárselo a los pobres, aunque sea euro a euro. Le tienen pillado "los mercados financieros" de salva sea la parte, le tienen bien cogido de ella los usureros que prestan a los Estados el dinero que previamente han robado a sus Naciones, pero lo peor es el miedo, por no decir el acojonamiento, que le ha entrado. Miedo a sí mismo también, a su inepcia, al laberinto por el que vaga sin pulso y sin norte. La consecuencia, aparte de esta tristeza de cinco millones de parados y de ilusiones rotas en una primavera aciaga, es la rendición del Gobierno a unos adversarios, Rajoy, Camps, Cospedal y compañía, que se solazan con la tragedia y no tienen ni más fuerza, ni más ideas, ni mejores intenciones que el errático e inane presidente que iba para Gandhi y se quedó, como mucho, en Sagasta.

   De los brutales beneficios de la Banca, Zapatero no va a tomar, para socorrer a la Nación en apuros, ni un céntimo de euro. Con eso, lamentablemente, ya lo ha dicho todo.


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