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Semana revuelta

Semana revuelta

viernes 21 de mayo de 2010, 13:15h

Estamos llegando al final de una semana en que  hemos visto y escuchado de todo, pero casi todo a los tristes sones de una crisis económica que ha encontrado al Gobierno con el pie cambiado, y a casi cinco millones de españoles con “los lunes, al sol”. Con los lunes, los martes, los miércoles, etcétera.
    
Lo que nunca pensó Zapatero, cuando llegó a La Moncloa tras una carrera meteórica, que sorprendió a propios y a extraños, era que iba a meter la tijera en las pensiones y en los sueldos de los funcionarios y hasta en los salarios de los mileuristas. “Eso la izquierda nunca lo hará”, decía el líder socialista…, pero la realidad es terca y lo tuvo que hacer. Y, además, por dos motivos: porque las arcas del Estado están bajo mínimos, y porque tanto Bruselas como Washington se lo imponen para que España no sea una nueva versión de la tragedia (económica) griega, aunque según algunos pesimistas ya lo somos, y en versión corregida y aumentada.
   
¿Cómo se compensa, ante la opinión pública y ante la mala conciencia, ese tijeretazo a los más débiles? Muy sencillo: proclamando que ahora se va contra los ricos, que se van a enterar. Pero los más poderosos de la tribu no hacen caso a esas amenazas, y ahora mismo están preparando el fin de semana de yates y de "Vega Sicilia", mientras los parias de la tierra hispana preparan las pancartas para salir a la calle. Y no sólo salir a la calle frente al Gobierno o la Banca, sino contra los sindicatos que los han engañado, por mucho que ahora intenten rectificar y lavar su imagen de subvencionados.
   
Por estas fechas, ya a las puertas del verano, en otros años se  hablaba de las vacaciones, del final de la liga de fútbol y de los posibles fichajes, de la feria de San Isidro, de los exámenes de los hijos en el COU,  de los primeros fines de semana en la playa, del tiempo de las Primeras Comuniones, o del “Giro” de Italia. Hoy el discurso es otro: se habla del final del contrato-basura, de la pobreza, del cierre de tal o cual empresa, del timo de una constructora que quebró, de la cabronada de un Banco que cobró un potosí por un descubierto de mil euros, de la ceguera de Zapatero o de la incapacidad de Rajoy para sugerir alternativas.
   
Ya no importa que en el verano haga calor o llueva torrencialmente. Y se habla poco del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, o de Rafa Nadal o de Fernando Alonso en “Ferrari”. Se incumple el precepto del “Far West” de que “en medio del río no se debe cambiar de caballo”. También la recomendación de santa Teresa de que “en tiempos de confusión, no hacer mudanza”. Porque los españoles perciben y proclaman que algo debe cambiar. No se trata de Rajoy por Zapatero, o al menos el cambio no se reduce a eso. Hay que cambiar de modo de estar en el mundo, porque la realidad, en un aterrizaje brusco, brutal, nos enseña que estábamos en las nubes.

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