Ceder el paso

   El habla nos define y delata. Quien sabe lo que quiere decir, pronto lo dice. Y al revés: quien tiene la mente confusa traslada dicha confusión a sus palabras. Viene esta reflexión a cuento de lo dicho por el presidente del Gobierno en el Congreso en razón de la anunciada y no concretada subida de impuestos. "¿Díganos en qué va a consistir y cuando entrará en vigor el nuevo tipo de impuesto?", preguntaba Mariano Rajoy llevando a sus palabras la curiosidad e inquietud de una ciudadanía escamada tras el tijeretazo a los sueldos de los funcionarios, la congelación de las pensiones y la supresión  de algunas de las ayudas previstas en los casos de dependencia. "El Gobierno estudia un nuevo tipo de impuesto", Zapatero no dio más detalles. "¿Cuándo entrará en vigor?" "En breves semanas", fue la respuesta. Si es que se puede considerar una respuesta.

   Y no lo digo en razón de la torpeza semántica con la que se expresa -las semanas no son breves ni largas,  todas duran lo mismo: siete días-; lo traigo a colación para subrayar la confusión que delata. En términos políticos Rodríguez Zapatero está con el agua al cuello. No sabe por dónde tirar. Medida que improvisa, medida que corrige, reforma o cambia. Más que desbordado, parece desnortado. Como sí de una veleta se tratara. Y esa confusión se traslada al lenguaje. Cada vez son más las voces que se dejan oír reclamando elecciones. No sólo de antagonistas políticos, también en las páginas de medios periodísticos afines hemos podido leer alguna invitación  para que, vista la confusión con la que se conduce y pronuncia, Zapatero ceda el paso a otro. En tiempos como éstos es recomendable releer a Cavafis.


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