La gamba y el 'meyba'

Que la política tiene mucho de teatro, y que a veces un gesto oportuno cala más en el electorado que una idea brillante…es algo bien sabido.  Ayer mismo, el presidente Barack Obama se comía una gamba capturada en la costa de Florida, en el mar afectado por los vertidos de petróleo. Quería enviar el mensaje de que no convienen las alarmas excesivas, y sí exigirle a “British Petróleum” que resuelva el desaguisado. Ocurría algo parecido hace medio siglo cuando el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, se bañaba en Palomares, junto al embajador de Estados Unidos, para desmentir los daños radiactivos de las bombas que habían caído sobre el Mediterráneo y que amenazaban con ahuyentar al turismo. Un político se come una gamba procedente del mayor foco de contaminación del planeta, otro se bañaba en las aguas en que un pescador,  “Paco el de la bomba”,  capturó en sus redes los restos de un proyectil. Y sin salir de España más de un ministro se consumió una pequeña dosis d aceite de colza desnaturalizada, para quitarle hierro al veneno, y hasta hubo políticos que se tragaron un chuletón de “vaca loca”. Cualquier día vemos a Celestino Corbacho, ministro de Trabajo, en la cola del paro para transmitir el mensaje de que “no es para tanto”, o a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, entrando en una entidad financiera para convencernos de que las aguas han vuelto a su cauce y de que se ha vuelto a abrir el grifo de los créditos.
   
Hay, sin embargo, gestos y actuaciones de políticos y de poderosos que brillan en la sombra, como ocurrió en la misteriosa reunión del club de Bilderberg, que acaba de celebrar su reunión anual en Sitges, y de cuyos asistentes y de cuyas conclusiones nada se sabe. Para unos se trata de un verdadero gobierno mundial en la sombra, y para otros no pasa de ser un club selectísimo  que tiene el discreto encanto de lo secreto. En el Evangelio se dice que no se entere tu mano derecha de lo que hace tu mano izquierda, pero al final, todo se sabe. Por eso, en este tiempo de gestos y de exhibicionismos, no queremos ocultar algo que va en dirección contraria a esas escenas: anteayer nos contaban en El Bierzo que el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, contribuye anualmente, y desde hace tiempo, con unas 200.000 pesetas al “Proyecto Hombre” en la comarca berciana, una institución que está llevando a cabo una labor ejemplar en aquellos parajes leoneses.
    
Decía Manuel Azaña que la mejor manera de guardar un secreto en España era escribirlo en un libro. Pero, a veces, el viento de la vida abre, para bien o para mal, las páginas de todos los libros.
     
Y en cuanto a las gambas con petróleo de Obama en Florida o el baño de Fraga en Palomares, con un “meyba” que pasó a la historia, se demuestra, sencillamente, que todo está inventado.