CiU, otra vez clave; ahora para la reforma laboral

El Gobierno no quiere volver a caer en el mismo error que cometió con el anterior ‘decretazo’ sobre medidas de ajuste anti -déficit público, que sacó adelante por los pelos, gracias a la abstención de CiU, pero sin negociar previamente con los grupos del Congreso, lo que le costó numerosos reproches de todos los portavoces parlamentarios y un rechazo generalizado a la medida. Así que está preparando el terreno en el Parlamento ante la cada vez más cercana posibilidad de que patronal y sindicatos no lleguen a un acuerdo sobre la reforma laboral y tengan que aprobarla por decreto. Los primeros contactos han sido con CiU y PNV.

De hecho, según ha podido confirmar este diario, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, se reunió el jueves pasado en Barcelona con  el portavoz de CIU en materia de Trabajo, Carles Campuzano, en el despacho del diputado convergente. También la Vicepresidenta Segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, ha estado hablando con Duran i Lleida con intención de recabar su opinión y ver si  pueden recoger alguna de sus sugerencias. Y es que todo apunta a que CiU podría está vez apoyar el decreto  ya que han sido los primeros en animar al Gobierno a cerrar la reforma "con o sin acuerdo". 

Corbacho ha conversado también con el diputado del PNV Emilio Olabarria, y este miércoles por la mañana hará lo propio con el portavoz de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Joan Ridao. Las relaciones con CC y UPN son muy fluidas y es habitual que Salgado o Alonso hablen con ambos portavoces -Ana Oramas y Carlos Salvador, respectivamente- para cambiar impresiones ante asuntos importantes.

Sin embargo, de momento, no ha habido llamada para el portavoz de IU, Gaspar Llamazares, cuyo apoyo a la reforma laboral en el PSOE dan prácticamente por imposible. Pero el Gobierno tampoco se ha puesto en contacto con el PP aunque el propio Zapatero no ha descartado hablar con Rajoy para ponerle al tanto de las propuestas que quiere incluir en el decreto, consciente de que el líder de la oposición tendrá muy difícil justificar el rechazo a una reforma del mercado de trabajo en la línea que está marcando la Comisión Europea.

“La conversación con el ministro fue razonablemente bien. Pero todo está muy abierto”, confesó a este diario uno de los interlocutores de Corbacho, que  reconoció que existe una “gran preocupación” en el Ejecutivo ante la cerrazón que muestran patronal y sindicatos. “Todos estamos preocupados”, señaló  la misma fuente.

El  ministro, no obstante, no entró en profundidades sobre los planes del Gobierno limitándose a esbozar de forma muy general algunos detalles que recogería el decreto, como el abaratamiento del despido con 33 días de indemnización,  o  la rebaja de las cuotas de la Seguridad Social para los empresarios. Eso sí, a todos les está pidiendo discreción para no generar confusión ni enrarecer el clima de las negociaciones, ya de por si complicado. 

Tanto él como Salgado siguen apelando a que la situación de España es muy delicada y depende de que salgan adelante estas nuevas reformas para que pasemos el próximo examen que a mediados de junio nos volverán a hacer en Europa.