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De Guatemala a guatepeor

De Guatemala a guatepeor

jueves 10 de junio de 2010, 18:43h
No sé si el término lo puso en circulación el portavoz del grupo Parlamentario socialista en el Congreso, José Antonio Alonso o fue un delirio rimbombante de alguien que quiso encubrir con un eufemismo algo que es más antiguo que las cuevas de Santimamiñe. Llamarle "geometría variable" a lo que los mozos de los pueblos guapetones hacían en las romerías no deja de ser un intento de hacer en cada momento lo que uno quiere o necesita y, si te he visto no me acuerdo. El joven se ponía en el centro de la pista y sacaba en cada momento a la chica que, en ese momento y con aquella música le apetecía. Y la chica, rendida, bailaba con el mozo hasta que éste se cansaba de ella. Pero esa geometría variable solo funciona si las chicas están esperando la llamada del avispado guaperas y fracasa cuando las mozas no tienen el menor interés por el mozalbete que ha jugado con ellas.

Algo así es lo que ha pretendido hacer Rodríguez Zapatero con los Grupos Parlamentarios de la Cámara estos dos años. Con IU y ERC abordar la reforma del aborto, con el PP sustituir al PNV en Euzkadi, con el PNV presupuestos, con CIU, abstención y bronca. Así acuñó el término "geometría variable" para designar un modo de gobernar en minoría con apoyos puntuales que, hasta la fecha, le habían dado buenos resultados a su ejecutivo. Los socialistas siempre habían encontrado los siete diputados que necesitaban para convertir sus 169 escaños en mayoría absoluta. Sin embargo, la votación, el pasado jueves, del decreto ley de los recortes de gasto social más importantes de la historia reciente del estado español supone un punto de inflexión en esta estrategia. El resultado de la votación y, sobre todo, los discursos de los diferentes grupos fijando su posición sobre el plan de reducción del déficit público, dejaron la ''geometría variable" herida de muerte. El gobierno español fue vapuleado por todos los grupos parlamentarios y ningún grupo respaldó su iniciativa. Sólo la abstención de Coalición Canaria y Convergencia i Unió evitó su fracaso. Durán llegó a llamarle a Zapatero “cadáver político”. Y es que al coche de Zapatero, se le acabó la gasolina. Y curiosamente la gasolina la tiene el partido que Pastor denominó “ese partido rural”.

El resultado ha llevado a los socialistas a adelantar las habituales gestiones para la búsqueda de apoyos para los Presupuestos Generales del Estado. No serán presentados hasta septiembre, pero lo que ocurra con ellos será tan decisivo para el futuro de Zapatero que Alonso ya no se fía de la "geometría variable". Lo que el PSOE busca ahora es un socio estable. Casarse por la Iglesia. La arrogancia en política tiene poco recorrido. La realidad siempre pone a los jactanciosos de su poder, en su justo lugar, porque si la política es algo, es acuerdo y suma.

Con unas elecciones catalanas en otoño, con nuestro rotundo No en el pleno de aquel jueves, hemos puesto el balón en el punto de penalty. Si, de penalty, como decía el lehendakari Leizaola que era la política: “Equipo, banquillo, disciplina, dribling, estrategia y chutar a gol”. Algo que desde la época del golpeado Felipe González por los escándalos no teníamos en el Bernabeu madrileño de la Carrera de San Jerónimo. Pero nunca como ahora.

Y es que, en Madrid, el juego político de los partidos, a los que despectivamente nos llaman periféricos (Barcelona y Bilbao están más cerca de París y Londres que Madrid) consiste en que o apostamos por uno o por otro, o por el PP o por el PSOE, a cambio de algo. Mala cosa es la mayoría absoluta, que ahora tendría el PP o mala cosa sería que el PP y el PSOE se pusieran de acuerdo. Nos dejarían en la irrelevancia más absoluta. Y, ya se sabe, los esfuerzos baldíos producen melancolía.

CON AURICULARES

A principios de junio tuvo lugar en el Congreso la reunión de la Cosac europea. La Cosac es la reunión de las comisiones parlamentarias europeas de los 27 estados de la Unión. Y éste semestre, con presidencia española, la reunión la organizaron las Cortes Generales con discursos de apertura de Bono y de Zapatero. A tal efecto estaban las cabinas de la sala internacional ocupadas por los intérpretes de checo, alemán, inglés, castellano, francés, sueco, búlgaro, danés, griego, estoniano, finlandés, húngaro, italiano, lituano, letón, maltés, holandés, polaco, portugués, rumano, eslovaco, eslovenio e irlandés. Nada menos que 23 cabinas para 23 idiomas de los 27 países de la unión, cuando la mayoría conocen ya el inglés. Y me parece bien que cada quien reivindique que su idioma sea tenido en cuenta bajo el sol europeo. Por eso cuando discursearon Zapatero y Bono me puse ostentosamente los auriculares. Algo así es lo que no quieren los senadores del PP ocurra en el Senado. Pero en una reunión europea sí.

Y se ríen del planteamiento. No que hubiera en ese momento 23 traducciones simultáneas. Les parece de cine que el maltés la tuviera, pero no les parece nada bien que en un estado que alardea de autonómico, plurilingüe y pluricultural, eso ocurra. Una burla que sería impensable en Bélgica, un estado con tres idiomas cooficiales: el flamenco, el inglés y el alemán. Pero el catalán, euskera y gallego, no tienen esos derechos para los buenos españoles.

Pues bien. En esa reunión, frente a lo que hacen los primeros ministros en estas citas semestrales Zapatero no se sometió a las preguntas de los allí presentes. ¿De qué tenía miedo el super europeo Zapatero?. Tampoco nos vino el presidente del Club de Sabios europeos, Felipe González, quien hacía un año había confirmado su visita. Alegó problemas de salud. Pero ese mismo día, se fue a la Casa de Galicia a presentar el libro de su amigo Alfonso Palomares "El laberinto de los espejos". En la sociedad actual, subrayó Felipe González, “ha disminuido el nivel de las ideas y ha crecido mucho la dependencia de los “inmediático”, de los medios". En su opinión los políticos no resisten esa inmediatez, vinculada a la opinión publicada en los medios y se “adaptan a lo que la opinión pública va a decir en cada momento. En algunos casos, porque creen que es más democrático y, en otros casos, porque han perdido el pudor y les da igual decir hoy una cosa y mañana otra, sin explicarlo” Tipo Basagoiti o tipo Patxi López cuando dicen en campaña que no pactarían, y sin embargo lo hacen. Vivimos  pues  en una mala mediocracia.

González, un político  con  el  colmillo  retorcido  dijo también algo que   en éste   confuso momento tiene  amplia  validez. "Ningún proyecto  político  resiste  la inmediata dependencia  de  lo inmediato-inmediático  de  la política actual”. Y dijo a algo  que es  clave: "la fortaleza emocional del  liderazgo     político  es  la capacidad de  nadar contra corriente de la opinión pública, pero  sobre   todo  de  la  publicada, que  es  la que  más  condiciona    porque   confunde   el mundo     con lo  que   publican los  periódicos".
Fue  lo  que  hizo  el PNV cuando  le   dijeron que no   fuera a las  elecciones  de 1977, fue  lo  que  hizo  el  PNV cuando  le  dijeron que  no  convocara la  primera manifestación contra ETA en  octubre de   1978, fue  lo  que  hizo  el  PNV cuando el presidente del E.B.B. dio  aquella rueda  de  prensa en la sede del P.P. en Génova  13,  en mayo  de   1996, fue   lo  que  hizo  el  PNV el  año  pasado  cuando  apoyó  los  presupuestos. Fue…..

Digo esto, porque en Madrid nos preguntan: “¿qué vais a hacer con los presupuestos?”. Y cuando estamos en Euzkadi y, desde el comprensible cabreo, nos recomiendan, “no se os ocurra apoyar los presupuestos”. Y la respuesta es la de siempre, la del PNV: “depende”.

El balón, pues está en el punto de penalti en estos tres meses. La necesidad la tiene Zapatero. La mayoría absoluta del PP hoy a su alcance sería pasar de Guatemala a Guatepeor. La situación de España y de Europa nos repercute en el día a día, y a la chica a la que no sacan a bailar en Euzkadi, la quieren obsesivamente sacar a bailar toda la noche en Madrid . De ahí la respuesta: “depende”.

Finalmente, sé que los Blanco, los Rubalcaba, los Chávez, los Corbacho, cifran mucho en obtener algo de oxígeno con la victoria en Sudáfrica de la rojigualda. Pero ¿y si pierde?. ¡Ay amá! lo contento que se va a poner el patriótico PP!. Así son las cosas. Por eso: depende.
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