Hillary Clinton pasó por Sudamérica

Nada fuera de lo preestablecido. En una agenda sin sorpresas, Hillary Clinton pasó por Ecuador en el marco de una gira que la llevó también a otros destinos en el continente.

En la cita de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Lima, pidió que se admita a Honduras nuevamente en ese foro. La verdad es que ni el presidente recientemente posesionado ni el pueblo hondureño deben pagar los platos rotos del intento de Manuel Zelaya de perpetuarse en el poder ni del golpe de Estado que lo derrocó. Con las elecciones, Honduras dio vuelta a la página y una OEA ofendida aún no lo asimila.

En Colombia se reunió con los dos candidatos finalistas. Luce claro el compromiso de continuar el apoyo a la lucha contra el narcotráfico y sus vínculos con la guerrilla.

En Ecuador, la visita, más que arrojar resultados, mostró un gesto. Fue el reconocimiento de la existencia de Unasur. Ecuador pidió preferencias arancelarias por un período más largo. Se habló de la lista del GAFI. Hillary Clinton oyó. La Secretaria buscó apoyo para la lucha contra el narcotráfico y despejó susceptibilidades de riesgos continentales por la presencia de soldados estadounidenses en Colombia.

En la rueda de prensa con el Presidente, un mal síntoma: la prensa privada ecuatoriana no pudo preguntar, solo el canal del Estado. La legisladora oficialista Betty Carrillo se quejó de la posición de la Sociedad Interamericana de Prensa. Al final, Hillary Clinton no dijo nada, al menos públicamente, sobre una preocupación vital para el sostenimiento de la democracia: la libertad de expresión. En su conferencia la funcionaria demócrata habló de temas sociales y equidad. En la calle ciertos focos extremos expresaban protestas. La señora Clinton se fue rápido, como vino.