Tan solo una vez al año sale el Santo de su casa para recibir el homenaje de miles de pamploneses y visitantes que han esperado su paso en aceras, ventanas y balcones a lo largo de todo el itinerario.
La procesión no ha reunido sólo a los pamploneses religiosos, sino también a muchos otros que han deseado contemplar con resperto el periplo ceremonioso de la efigie.
A lo largo de la calle San Antón se han repetidos los aplausos a San Fermín a la vez que se le vitoreaba. Esta mañana los atuendos sanfermineros eran los más limpios que se pueden ver en todas las fiestas.
Había presencia de gente de todas las edades, la música de "La Pamplonesa", el baile de los gigantes acompañados de los kilikis y cabezudos; el contraste de los colores, del negro de las chisteras corporativas al púrpura de las capas clericales, el repicar de campanas, el andar solemne de los concejales, y las jotas y canciones que se entonan ante la imagen del Santo. Todo esto se ha podido "sentir" esta mañana en Pamplona.
A lo largo del recorrido de unos 2.500 metros ha habido trece paradas: diez técnicas y tres musicales. Unas, para que los portadores del Santo descansen y, las tres restantes musicales.
Forman parte de la procesión: la jota Al glorioso San Fermín del Coro Santiago en la plaza del Consejo, el Agur Jaunak interpretado en el pocico de San Cernin mientras se recuerda el bautizo de los primeros cristianos en Pamplona (incluido San Fermín) y la jota Que hizo a San Fermín llorar de Mari Cruz Corral en la calle Mayor.
Tras el paseo matunino se ha celebrado la Eucaristía en honor al Santo y, posteriormente, la Corporación volverá al Ayuntamiento.
De esta manera se acaba una de las mañanas más bonitas de las fiestas. la del 7 de julio, festividad de San Fermín.
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