www.diariocritico.com
Cuento de verano

Cuento de verano

viernes 06 de agosto de 2010, 21:14h
Como quien hace zapping, abro al azar el maravilloso Diccionario de mitologías, del fantástico poeta, ensayista y profesor francés Yves Bonnefoy. Y me topo, en la página 621, con el artículo ‘Faetonte’, el personaje que era hijo del dios Helios, el Sol de los griegos. Arde en estos momentos medio mundo porque, por el reciente Mundial de Sudáfrica, ya sabemos que el otro medio se muere de frío. Y, por tanto, para nuestro hemisferio occidental, la leyenda de Faetonte casa bien con el calor de estos días.

Faetonte era hijo del Sol y de la oceánide Clímene. Según la leyenda que cuenta el poeta latino Ovidio en  Las metamorfosis,  Clímene se casó, tras haber concebido del Sol a Faetonte, con el rey etíope Mérope. Clímene le reveló a Faetonte que era hijo del Sol.  Faetonte quiso  tener la prueba de que su madre no le mentía y le pidió a su padre que le dejara conducir el carro solar. El Sol veía que era una locura ceder a la petición de su hijo. Pero Faetonte, como buen adolescente, le dio la matraca al Sol hasta que su padre, vencido por la pesadez del hijo, en mala hora, como ocurre siempre que un padre  cede al capricho descerebrado de un hijo, le dejó conducir el carro solar. En nefasta  hora fue débil el Sol.

Cuando Faetonte estaba en la penúltima curva del cielo,  los signos del zodíaco le aterrorizaron y perdió el control de los caballos. Al instante se le apareció a Faetonte Pere Navarro, nuestro  jefe de la Dirección General de Tráfico, y le pegó un broncón por los estragos que iba a causar con su carro. De entrada, el maldito carro se acercó demasiado al cielo, abrasó una parte de él y así nació la Vía Láctea. Luego, el carro rozó la tierra, desecó totalmente la zona ecuatorial, y así nació la gente con la piel negra. Ante estos desastres, a Zeus no le quedó más remedio que intervenir. Zeus, furioso, fulminó a Faetonte con su rayo, haciendo que cayera al río Erídano. Allí recogieron a Faetonte sus sensibilísimas hermanas, las Helíades,  y lo lloraron amargamente. Las Helíades quedaron transformadas en álamos. De sus lágrimas nació el ámbar, el mineral precursor de los ‘diamantes de sangre’ que recibió la modelo Naomi Campbell del ex presidente de Liberia, Charles Taylor, imputado ante el Tribunal de la Haya   por crímenes de guerra. ¡Ay, los caprichos absurdos de los hijos, que son casi tan absurdos como los caprichos sensatos de los padres!

www.ramonirigoyen.com
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios