Zapatero enreda en Madrid

El líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, al igual que los dirigentes de otras federaciones del PSOE, quiere ser candidato a la presidencia de su comunidad, para lo cual está dispuesto a ir a unas primarias, si es menester. La dirección federal, sin embargo, prefiere colocar a dedo en ese puesto a la ministra Trinidad Jiménez, que ya fue candidata a la alcaldía de Madrid, sin éxito. Lejos de cualquier neutralidad, la dirigente socialista Elena Valenciano habló sobre las preferencias de Ferraz: "Con los datos que tenemos, Jiménez es la candidata más competitiva, más que Gómez". Ni siquiera le dejó salida a éste, en caso de haber primarias y ganarlas: la popular Esperanza Aguirre siempre le podría echar en cara esas palabras, que de políticamente correctas no tienen nada.

El nuevo culebrón del socialismo madrileño rememora épocas pasadas teñidas por enfrentamientos estériles. Ya se lo decía Tarradellas a Felipe González: "Ten cuidado con Madrid". El propio Zapatero, por si tenía pocos líos, se ha metido personalmente en otro más. Pero ni él doblegó a Gómez, a quien ya intentaron llevarse por delante otros enviados de Ferraz y de la Moncloa.

En un encuentro secreto con ZP, el líder socialista de Madrid se negó a dejar paso a la ministra de Sanidad y mantuvo su apuesta por celebrar primarias. Zapatero no pudo hacer más que respetar una vía que en el PSOE está regulada, tanto para elegir líderes como candidatos. El propio ZP se enfrentó a Bono y a Rosa Díez, a quienes derrotó en el 2000, proclamándose secretario general y, de facto, candidato a la Moncloa. Antes de mantenerle el pulso a Zapatero, Gómez se permitió incluso el lujo de ofrecer una candidatura conjunta en la que él iría de número uno y Trinidad Jiménez, de número dos.

Esta peculiar manera de hacer las cosas parece indicar que la vuelta de los socialistas al Gobierno de Madrid va para largo, y eso que ya llevan varias legislaturas en la oposición: desde los tiempos de Joaquín Leguina, que había sido presidente entre 1983 y 1995. Lo que sí han conseguido los adversarios de Gómez es resolverle el único problema que tenía: ser desconocido. Porque puestos a hablar de quien es más competitivo, él ya sabe lo que es ganar elecciones en su pueblo con mayoría absoluta; tanto, que fue el alcalde más votado de España.