La instrucción a diplomáticos estadounidenses de poner a salvo a sus hijos de peligros que representa México por el alto grado de inseguridad constituye otro golpe a nuestra nación, tras el escándalo de 72 indocumentados fusilados en Tamaulipas.
Partió el alma a millones de seres la fotografía de cuerpos apilados junto a los paredones de una finca abandonada, correspondientes a mujeres y hombres que desde Brasil y Ecuador, o de El Salvador, Guatemala y Honduras iniciaron penosos recorridos a pie o en “aventones”, en busca de trabajo.
Esta tragedia mundial permitió saber que las mafias, en primer término de los “Zetas”, capturan a emigrantes y los obligan a convertirse en matones. Quienes se niegan son masacrados como sucedió en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, a 150 kilómetros de la frontera con Estados Unidos.
Hoy se sabe, también, que autoridades de Migración, policías federales y estatales venden a infelices que en busca del “sueño americano” se aventuran por corredores paralelos del Golfo de México, rumbo a la frontera tamaulipeca y de otros estados.
Ninguna autoridad impide la cruel comercialización y esto ha dado lugar a que la nación mexicana se le empiece a llamar “cementerio de emigrantes”.
Los cárteles no se arredran ante las advertencias oficiales de ser combatidos con todo. Anteayer fue muerto a tiros el alcalde de Hidalgo, Tamaulipas, Marco Antonio Leal García, once días después del homicidio de Edelmiro Cavazos, edil de Santiago, Nuevo León.
Funcionarios federales se concretan a manifestar sus “profundas condolencias” o condenan a los “crueles asesinos”. Lejos de tranquilizar a estados de la república atrapados por el hampa, el presidente Calderón advierte peores actos violentos en el corto plazo.
El ex presidente Vicente Fox se declaró conmovido por la matanza de San Fernando, de la cual —indicó— “es algo semejante al Holocausto”.
Alguien debió escribir a Fox el mensaje de “profundo dolor”, en el cual manifiesta la “carencia absoluta de sentimientos esenciales del ser humano, como es la composión” ante el “horrendo crimen cometido por mexicanos”.
Según el guanajuatense, “de ninguna manera podemos ser indiferentes”. De indiferencia se acusa a funcionarios panistas, por echar al olvido a cada una de las sucesivas matanzas o narcofosas descubiertas en días recientes, entre otras la de 52 cadáveres en Taxco Guerrero, y las de Nuevo León e Hidalgo.
Ciertamente, ninguna consideración se ha tenido en México para ciudadanos, así sean de paso, y menos se procede contra “polleros” y policías extorsionadores de tanta gente que anhela llegar a Estados Unidos.
¿Con qué cara se puede exigir a la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, y al feroz sheriff de Maricopa, Joe Arpaio, que dejen de perseguir a mexicanos ilegales, si en nuestro país son extorsionados, vendidos y asesinados quienes se niegan a ser sicarios al servicio de cárteles de drogas?
Debido a matanzas como la reciente de 72 víctimas se derrumba la historia de que la mayoría de los muertos se debe a confrontaciones entre mafiosos. Si esto fuera cierto sería dada a conocer la cifra real de los civiles caídos.
En todas partes se escucha el reclamo de terminar con la actual situación de pesadilla nacional, pero no hay respuestas y el presidente Calderón presagia peores días por venir. Hay quienes suponen que con el cambio de gobierno terminaría el terror, pero ha enraizado tanto ese flagelo que durará lustros
Si (
No(
