Obesidad juvenil

Según la encuesta Hábitos de salud en la población juvenil en la Comunidad de Madrid, que ha publicado el Servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad, dos de cada 10 chicos y una de cada 10 chicas de 15 y 16 años tienen sobrepeso u obesidad. En los últimos 15 años, el porcentaje de chicas con sobrepeso  u obesidad ha aumentado hasta casi doblarse.

El de los chicos sólo ha aumentado un 5%. En el último mes, uno de cada cuatro adolescentes admite haberse emborrachado. Las chicas cada vez hacen menos deporte, lo que, por supuesto, repercutirá también en que no sueñen con hacer a pie el Camino de Santiago, que exige estar en buena forma física. Los chicos, por su parte, se mantienen estables en el asunto del deporte.

    Uno de cada 20 chicos y tres de cada 20 chicas ha recurrido a métodos drásticos – ayuno de 24 horas, vómitos provocados o uso de laxantes o diuréticos – para perder peso. Desde 1996 a 2009, el año en que se hizo la encuesta, el número de chicos que ha recurrido a las dietas de adelgazamiento casi se ha doblado. Las razones de que estos chicos y chicas hayan engordado más de la cuenta ya las anunció Homero en la Ilíada: sedentarismo, tabaco nefasto y unos hábitos alimentarios deplorables. Por eso el ministerio de Sanidad parece que apunta a mandar al diablo desde este curso los refrescos y los bollos de los colegios. Como acabo de oír en el fantástico programa televisivo La Mañana,  de TVE-1, que presenta Mariló Montero, aprender a comer comienza por aprender a masticar. Mastiquemos muy lentamente hasta el hígado de nuestros enemigos.
 
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