La izquierda abertzale le ha pedido a ETA por escrito un alto el fuego verificable, con lo cual EA y Batasuna hacen suyos los planteamientos que varios premios Nobel de la Paz formularon en marzo, de manera más discreta de lo habitual en conflictos así. Este tipo de pasos pueden ser insuficientes, incluso están bajo la sospecha de un mero rearme, pero tampoco hay que dejar de valorarlos en sus justos términos, con realismo. Lo que parece evidente es que las cosas no están ahora peor que en el pasado, lo cual no es un asunto baladí, tratándose de lo que se trata, que es de una banda armada que a veces mata.
EA y Batasuna confían en que ETA avale con un alto el fuego su apuesta política, sabedores de que la organización terrorista está al corriente del acuerdo sobre las condiciones mínimas del proceso. El documento del partido de Pello Urizar y de la ilegalizada izquierda abertzale se declara abierto a aportaciones de PNV, Aralar, EB, ELA, LAB y otras fuerzas políticas vascas. De momento, es lo que hay, a la espera de que ETA se pronuncie al respecto, quizá este mismo mes, con motivo del llamado.png)
Gudari Eguna (Día del soldado vasco), el 27 de septiembre.
La posibilidad de que ETA abandonase el terrorismo, largamente acariciada durante años en toda España, ya suscitó un crudo enfrentamiento entre el PP y el PSOE, en la primera legislatura de Zapatero; por cierto, con mucha perversión política. Aquello no terminó precisamente bien porque ETA volvió a las andadas, en medio de una fuerte tensión entre PSOE y PP, de manera que el presidente del Gobierno siguió su camino, haciéndose a la idea de que no podría contar con el PP ni en Cataluña ni en Euskadi. Zapatero y Rajoy jugaron al todo o nada, y quizá perdieron los dos.
Entonces había sido clave la petición de una paz sin vencedores ni vencidos por parte del Parlamento vasco y una declaración del fiscal Conde-Pumpido, que admitía la vuelta a la legalidad de Batasuna a cambio de condenar la violencia. No había entonces premios Nobel de la Paz pero sí se evocaba con insistencia una frase ya histórica de Martín Luther King: "La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la presencia de justicia".
También hubo entonces un andamiaje institucional para las conversaciones del Gobierno y del PSOE con el llamado entorno político de ETA, ya que la hoja de ruta de aquel diálogo estaba contenida en una resolución del Congreso, apoyada por todos los grupos, excepto el popular. El mero recordatorio de estas cosas permite entender que ahora está todo mucho más verde en clave española, quizá no tanto en clave vasca. También sirve para constatar que todas las partes ahora saben mucho más de lo que hay y no hay que hacer. Quizá eso explique que si bien es la primera vez que los herederos de Batasuna piden un parón a ETA, ni el Gobierno de Zapatero, ni el de Patxi López, ni siquiera el PNV, aplaudan el paso ni le den importancia en público. Lo que haya por detrás, como suele ser habitual en estos casos, siempre se tarda un poco más en saberse.
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