Las primarias

Los ciudadanos asistimos atónitos al espectáculo que tiene como protagonista a la familia socialista a cuenta de las "primarias" en Madrid. Y es que en realidad la celebración de "primarias" para elegir candidatos es sólo un reclamo publicitario, una manera de decir que el PSOE es el partido donde hay más democracia interna. Pero claro, una cosa es lo que se dice y con qué intención se dice y otra lo que se cree y lo que se espera. De manera que el "aparato" del PSOE en realidad lo que espera es que las "primarias" no se celebren nunca y los candidatos sean los que ellos deciden en "petiti comite". Y en eso estaban hasta que Tomás Gómez se les ha salido del guión.

   Gómez era un político del que poco se sabía y ahora, gracias a las torpezas sucesivas del "aparato" y del Gobierno socialista, se ha convertido en un personaje al que le conocen a lo largo y ancho de España.

   El problema de Gómez es que se creyó que lo de las "primarias" iba en serio, que era una posibilidad a la que se podía acoger cualquier militante que quisiera competir por ser candidato a un puesto de responsabilidad. No se le ocurrió pensar en lo que le había pasado a José Borrell cuando se atrevió a desafiar al "aparato" de su partido. Le laminaron. Con él pretenden hacer lo mismo, lo que pasa es que parece que cuesta más, pero más vale que Tomás Gómez no haya cometido ni una infracción de tráfico en su vida o terminaremos sabiéndolo.

   En realidad, la democracia interna brilla por su ausencia en todos los partidos. Siempre hay un grupo que lleva las riendas y de vez en cuando el grupo es sustituido por otro que repite los gestos del anterior. Entre esos gestos repetidos está que quien se mueve no sale en la foto, o al menos el "aparato" intentará por tierra, mar y aire que sólo salga en la foto quienes ellos quieren.

   La verdad es que no sé porque el PSOE, el actual "aparato" del PSOE no da un paso al frente, suprime las "primarias" y así evita que sus ingenuos y cuantos militantes se crean que las "primarias" está para lo que creen que están, en vez de estar simplemente como figura decorativa para presumir que a demócratas no les gana nadie.