Los políticos suelen decir de todo en campaña electoral. Luego mucho de lo dicho, y sobre todo de lo prometido, se diluye en la realidad. Por ejemplo,
José Montilla acaba de decir que no volverá a aliarse con Esquerra Republicana si este partido insiste en impulsar un referéndum para votar sobre la independencia de Cataluña.
De repente, el presidente de la Generalitat parece haberse enterado de que en los últimos meses Esquerra no para de promover el referéndum y que, además. ese es el leit motiv de su política, de la política con la que viene cogobernando Cataluña.
Pero Montilla, que tiene las encuestas sobre su mesa y sabe que el electorado está harto del tripartito y que no confía en el PSC, lo que pretende es hacer un guiño a esos catalanes que en su día llegaron de otros lugares de España a trabajar en Cataluña, y que sus hijos han nacido allí, y que no entienden que hacen los socialistas
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promoviendo programas identitarios o nacionalistas en vez de arreglar los problemas reales.
Por eso, Montilla hace ese guiño al electorado, como si los ciudadanos fueran tontos. Y es que es difícil de creer que si las urnas arrojan un resultado que permita volver a formar un Gobierno tripartito, José Montilla prefiera irse a la oposición con tal de no consentir cortar las veleidades independentistas de Esquerra.
Las encuestas auguran el triunfo de Convergencia i Unió, pero en realidad Convergencia ya ganó las anteriores elecciones y les madrugaron el triunfo con el pacto entre socialistas, Esquerra e Iniciativa por Cataluña. Y diga lo que diga Montilla, le responda lo que le responda en plan digno el líder de Esquerra,
Joan Puigcercos, nadie se va a creer que ambos renuncien a gobernar, a seguir en el coche oficial en caso de que puedan. De manera que hay una cierta impostura en esa aparente incomodidad, y tono de amenaza, de Montilla, para con sus socios de Gobierno.
Dice el refrán que del dicho al hecho hay mucho trecho, y si Montilla puede repetir como presidente de la Generalitat con ayuda de Esquerra, lo hará. Y poco le importará que Esquerra promueva un referéndum independentista, porque lo lleva promoviendo desde hace meses, y porque al fin y al cabo Esquerra no engaña a nadie: es un partido independentista.
Eso sí, si Esquerra ha engordado hasta hacerse imprescindible ha sido con el concurso de
Rodríguez Zapatero y del propio Montilla, que han necesitado los votos independentistas en distintos momentos. Esquerra ha crecido gracias a los socialistas, así de claro. Por eso, suenan huecas las palabras de Montilla y si no al tiempo.
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