La huelga general no es cosa de sus señoría. De hecho, a primera hora de la mañana el hemiciclo del Congreso presentaban un lleno inusual, con prácticamente todos los ministros que son diputados sentados en los bancos azules junto al presidente del Gobierno,
José Luis Rodríguez Zapatero, para participar en la sesión de control al Gobierno. Tan solo la titular de defensa,
Carme Chacón y el de Interior,
Alfredo Pérez Rubalcaba, faltaron a la sesión por cuestiones de agenda.
En total, sólo 7 diputados harán huelga y permanecerán, como avisaron previamente, en sus despachos mientras dura el pleno. Se trata de los tres diputados de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC),
Joan Ridao, Joan Tardá y
Francesc Canet; los dos de IU-ICV,
Gaspar Llamazares y
Joan Herrera, y los otros dos del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Francisco
Jorquera y
Olaia Fernández. Como el Congreso no puede descontarles sus sueldos del día por el régimen especial del que gozan, todos han explicado que destinarán la cantidad correspondiente a obras sociales.
Del Grupo Socialista, aunque los diputados de la corriente crítica Izquierda Socialista no están de acuerdo con la reforma laboral, al igual que el ex dirigente de CCOO,
Antonio Gutierrez, todos anunciaron que iban a acudir al Congreso. Pero, finalmente, Gutiérrez no se ha sentado en su escaño, lo que puede costarle un nuevo disgusto con la dirección de su grupo. Tanto unos como el otro, como también han anunciado, participarán esta tarde en la manifestación convocada por las centrales sindicales para evidenciar su malestar por la reforma.
Por cierto que Gutiérrez confirmó a este diario que presentó su dimisión a Zapatero el pasado mes de junio y éste le pidió entonces que continuara en el Congreso y le aseguró que quería seguir contando con su colaboración y con su experiencia. El nombre del ex dirigente sindical fue barajado al inicio de la primera legislatura como posible ministro de Trabajo, un puesto que precisamente el presidente deberá cubrir en breve para sustituir a
Celestino Corbacho que, como se sabe, concurre a las elecciones catalanas.
En aquella ocasión, y pese a que el líder del PSOE le colocó en su lista por Madrid como un ‘fichaje estrella’, Zapatero no le nombró ministro y se limitó a situarle en la presidencia de la Comisión de Economía, un cargo bien remunerado pero con escaso protagonismo.
Pero durante esta legislatura sus discrepancias con la política emprendida por el Gobierno han ido en aumento hasta el punto de que fue sancionado por no votar a favor de la reforma laboral cuando fue debatida en el Congreso.
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