La Audiencia de Málaga ha condenado a ocho años de prisión a un hombre de 43 años por golpear "brutalmente" a su padre en diversas partes del cuerpo en el transcurso de una discusión, en la que llegó a utilizar un cuchillo de cocina. Además, se le prohíbe acercarse a su progenitor a menos de 25 metros durante nueve años.
Los hechos sucedieron en septiembre de 2007. Según la sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press, el acusado residía en el domicilio familiar y tuvo una discusión con el padre y a consecuencia de la agresión el hombre sufrió politraumatismo, fracturas craneales y heridas inciso-contusas, por lo que requirió 200 días de curación.
Asimismo, como secuelas sufrió pérdida de sustancia ósea a nivel craneal, trastorno depresivo de carácter moderado y varias cicatrices, que le provocan un perjuicio estético importante. No obstante, por parte del perjudicado no se ha reclamado cantidad alguna por las lesiones ni las secuelas sufridas.
La Sala condena al acusado por un delito de lesiones graves, para lo que ha tenido en cuenta "la altamente contradictoria" declaración del procesado, quien ante la Policía reconoció la agresión, mientras que posteriormente, ya en el juzgado instructor, fue rebajando el tono incriminatorio.
Así, ante la Policía dijo que su padre llegó a casa "completamente ebrio como otras muchas veces" y que se puso a insultar a su madre, que estaba en el hospital. Aseguró que lo dejó pasar "hasta que no pudo más" y se produjo un forcejeo, "se le fue la mano y le cortó a su padre".
En la declaración indagatoria tuvo una línea similar a la que luego tendría en el juicio, negando rotundamente la agresión, con un "nuevo relato exculpatorio carente de la más mínima credibilidad", diciendo que pasó la noche en una playa y cuando llegó a casa su padre estaba en el suelo.
Asimismo, el Tribunal también ha tenido en cuenta "la poco creíble declaración" de la víctima, padre del acusado "que parece haberse reconciliado con él", que trató de dar cobertura a las declaraciones finales de su hijo, aunque sus manifestaciones, según la sentencia, se contradicen con la de una testigo, hermana del procesado.
La Sala indica que concurre la agravante de parentesco, ya que el acusado es hijo de la víctima y, además, convivía con él, aunque también se estima la atenuante de drogadicción porque en el momento de los hechos era consumidor habitual de sustancias estupefacientes, lo que mermaba levemente sus facultades.
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