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Sueños y obstáculos de la ciencia política

Sueños y obstáculos de la ciencia política

lunes 08 de noviembre de 2010, 17:34h
Desde el nacimiento de las ciencias sociales, se esperaba obtener un conocimiento que girase en torno al logro de modelos explicativos universales; es decir, dar cuenta de las esencias en el funcionamiento de las sociedades, hasta llegar inclusive a la predicción de varios comportamientos. El transcurso de los años y la enorme cantidad de investigaciones, dan cuenta de avances substanciales pero también de retrocesos, uno de los cuales es el intento de convertir a la ciencia política en un terreno colonizado por la economía y los modelos de formalización matemática que transforman en irrelevantes muchos estudios.

En la ciencia política contemporánea se exige que todo investigador incorpore un marco de análisis crítico-positivista, introduciéndose el modelo de la elección racional como una de las corrientes teóricas más relevantes. La elección racional pone en el centro del debate los sueños por identificar mecanismos causales y razones universales; sin embargo, dentro de la misma teoría, los investigadores difieren en relación a la posibilidad de que los principios centrales puedan ser comprobados directamente. Además se asume una premisa, no del todo verdadera, donde los actores políticos individuales e institucionales son maximizadores de beneficios, buscadores de sus propios intereses restringidos, calculadores de utilidad por sobre cualquier otro factor y, por lo tanto, así son “racionales”.

Uno de los métodos que está de moda son las “narrativas analíticas” donde los defensores de la elección racional se acercan a otras escuelas y están dispuestos a sacrificar los matices por la generalización, y el detalle por la lógica dentro de la historia. Quizás la perspectiva de las narrativas analíticas tiene mayor fortaleza al combinar los datos estadísticos y la formalización matemática, con el uso intensivo de fuentes históricas. Este tipo de estudios permite comparar varios casos en el tiempo, elaborar modelos de explicación causal y sustentar las generalizaciones con estudios históricos que ayudan, no solamente a contrastar las hipótesis, sino a relacionar la ciencia política con los procesos de acumulación histórica.

Nada aparece de la noche a la mañana, pues todos los procesos sociales implican un legado de la historia, una herencia irrepetible según el área geográfica y las culturas. Las narrativas analíticas son una forma práctica de compatibilizar las técnicas cualitativas con las cuantitativas. Las fortalezas metodológicas de los estudios comparativos que recurren al trabajo histórico se pueden resumir en aspectos como hacer comprensible lo desconocido a partir de cosas conocidas mediante la analogía, la similitud o el contraste.

También es posible señalar descubrimientos nuevos o resaltar lo peculiar, para lo cual es pertinente utilizar la comparación heurística, interpretando varios casos e identificando fenómenos históricos que dan coherencia a una serie de inferencias causales. Otros esfuerzos enfatizan precisamente las diferencias entre los casos estudiados para relievar lo particular del objeto analizado, no como singularidad sino como especificidad.

Entre las narrativas analíticas y el método comparativo surge con fuerza la interpretación valorativa de los resultados empíricos. La interpretación cultural se convierte en otro telón de fondo para la vida política, mostrando que los problemas como la identidad étnica y nacional deban ser estudiados desde algunos enfoques hermenéuticos que complementen la política comparada. El problema surge cuando las narrativas analíticas quieren forzar siempre la comprobación de un modelo econométrico donde, asimismo, puedan insertarse miles de observaciones para garantizar la fortaleza de las generalizaciones y la universalización en las explicaciones. Los modelos matemáticos exigen demasiado y rompen con la posibilidad de imaginar contribuciones teóricas de largo alcance.

El regreso de varias concepciones macro-analíticas para formular generalizaciones poderosas tiene mucho que ver con la historia. El investigador en la ciencia política debería incorporar en sus estudios variables de carácter histórico que expliquen el comportamiento político como un conjunto de interacciones entre estructuras ya dadas, voluntades, elecciones individuales y factores en movimiento, unidos a patrones del pasado que, eventualmente, también impactarían en el futuro.

Aquí hay mucho terreno por cultivar y hasta ahora la influencia de los modelos econométricos en la ciencia política, solamente ha tratado de norteamericanizar a la investigación. En los Estados Unidos, la ciencia política se caracteriza por la sofisticación metodológica y matemática pero no existe un serio intento para la contribución teórica, ya que resalta también la resistencia a reconocer que los hallazgos de investigación son siempre “inciertos”, haciéndose muy dudosa la tarea de conseguir universalizaciones plena y absolutamente comprobadas.

Las investigaciones históricas junto a las teorizaciones causales, no alcanzan para explicar la conducta, ni los procesos estructurales que mueven a los actores sociales y políticos. La lógica estadística de la elección racional no es capaz de mostrar las inferencias causales con precisión sistemática, ni mucho menos con universalidad. Las ilusiones científicas se convierten únicamente en la búsqueda de equilibrios, donde las explicaciones políticas siempre serán reacias a encajar dentro de los modelos matemáticos. Ni qué decir de las pretensiones predictivas; es decir, pronosticar el futuro comportamiento de los sistemas de partidos, de los regímenes políticos, de las instituciones democráticas, de las presiones provenientes de los movimientos sociales, de la opinión pública, etc., es sencillamente imposible.

La invasión de la econometría en la ciencia política y el nuevo autoritarismo metodológico que llega desde los Estados Unidos, es un indicio peligroso que rompe con el desarrollo del pensamiento crítico y, sobre todo, es una señal que desprecia la posibilidad de pensar e investigar para la influencia en la vida práctica; es decir, la norteamericanización de la ciencia política únicamente quiere satisfacerse en la contemplación del ejercicio metodológico matematizado, sin aceptar que la relevancia del conocimiento científico en las ciencia(S) política(S) pluralistas, también podría opinar en la identificación de un mundo más humano, democrático, tolerante y abierto a la praxis trasformativa.

Franco Gamboa Rocabado, sociólogo político, miembro de Yale World Fellows Program, [email protected]
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