Como ocurre con la Semana Santa, con La Feria de Abril o con el Rocío, para quien no sea de Sevilla va a ser difícil de entenderlo, pero mis lectores que viven en la capital de Andalucía seguro que no tienen que devanarse mucho los sesos para comprender, y compartir o rechazar, la tesis que quiero desarrollar. Sevilla es, por antonomasia, la ciudad de las apariencias. Todo es fachada, postura y pose. En las páginas de los periódicos nos hemos acostumbrado ya a ver siempre a los mismos en cualquier sarao que se precie, media docena de empresarios de medio pelo, varias marquesas y condesas dedicadas a actividades benéficas con sus consortes, varios personajes con ilustres apellidos (de los de siempre) pero con escaso patrimonio, algún famoso torero retirado, afamados columnistas televisivos, radiofónicos y de prensa escrita, un par de propietarios de cadenas de bares y reatauración, los tres modistas de siempre, ya saben, Vittorio y Luccino y Toni Benítez, alguna bailaora o cantaor flamenco subvencionado por la Junta, alguna ex miss reconvertida de "public relation", la duquesa de Alba y una veintena más de mindundis que han sobrevivido bastante bien gracias a sus relaciones con el poder, sea éste del partido que sea. Como ven, toda una fauna que se va moviendo de un lado a otro según sople el viento y que indica bien a las claras, como si fuese un sondeo del CIS, por dónde van a ir los tiros políticos en un futuro cercano. Todos ellos están en las clásicas y aburridas conferencias de los políticos, en los homenajes y en cualquier sarao que se precie, siempre que el interviniente pueda proporcionarles algún beneficio.
Esta misma semana se celebró en Sevilla el acto de presentación de una biografía del candidato del PP a la Alcaldía, Juan Ignacio Zoido, escrita por el periodista de Diario de Sevilla, Carlos Navarro. La editorial "Jirones de Azul" había mandado medio millar de invitaciones esperando que el aforo del local se completara. Pues bien, el acto, en el que también estuvieron presentes Mariano Rajoy y Javier Arenas, resultó ser como si el presidente del Gobierno, acompañado de Obama y del Papa dieran una mesa redonda amenizada por Lady Gaga. Abarrotao, el salón estaba a rebosar, no cabía ni un alfiler. Allí estaban todos los que mencionaba en el primer párrafo de este artículo (naturalmente para ser vistos por quien les interesan y poder seguir medrando mande quien mande) además de representantes de muchos otros colectivos que no acostumbran a acudir a este tipo de eventos. Contrasta esa capacidad de convocatoria de Zoido con cualquier otro acto que portagonizara el candidato popular hace tan sólo seis meses en el que si había medio centenar de personas era todo un éxito.
¿Qué está ocurriendo en Andalucía para que últimamente todos los actos del PP, desde el famoso mitin de Dos Hermanas hasta este último de Zoido sean un éxito de público y crítica? Simplemente que son muchos los que comienzan a creer que ese cambio que necesita Andalucía para salir de treinta años de poder monocolor socialista no sólo es posible sino que puede ser hasta probable en las municipales del 2011 y en las autonómicas del 2012. Y aquí todos comienzan a moverse para colocarse en la primera línea de salida. El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, debería salir más a la calle y abandonar la urna en la que vive. Así descubriría que muchos de los que todavía le siguen dorando la píldora están jugando con una doble baraja. Y si se fija bien podría llevarse más de una desagradable sorpresa de algunos que dicen ser sus amigos. Quien avisa no es traidor.
Si (
No(
