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Señorita Helena Caballero, pase por caja. Un cuento real contado en dos partes (II)

Señorita Helena Caballero, pase por caja. Un cuento real contado en dos partes (II)

miércoles 08 de diciembre de 2010, 09:14h

El presente comentario guarda relación directa con otro anterior que puede leer aquí: Señorita Helenita Caballero, pase por caja (I)


Era por la tarde de un día de ferias cuando recibí la llamada al móvil de doña Helenita Caballero para darme una orden imperiosa: hay que hacer un argumentarlo para la ministra justificando la paralización de la presa de Castrovido para hacer una más pequeña. Aunque yo soy capaz de alegar cualquier cosa, pregunté: ¿qué razones hay para no hacer una obra que está en marcha, aprobada por el gobierno socialista anterior al de Aznar, que fue quien inició las obras? Su respuesta no dejó lugar a dudas: menos preguntas y ponte en marcha.

Así que me puse a pensar “motivos” para dejar colgada una obra hidráulica de la importancia y del tamaño de aquella y me salió un argumento con las ideas más apañadas que se me vinieron a la cabeza: ‘las obras no tienen que ser grandes o pequeñas, sino necesarias’; ‘las necesidades de la zona no son ahora las mismas que cuando se aprobó el proyecto’, etc., etc., etc. Al día siguiente, escuché estos mismos razonamientos a la ministra Cristina Narbona en el programa ‘A vivir, que son dos días’, que por aquél tiempo presentaba en la Ser Fernando Delgado. En lugar de pensar joder, qué listo soy, que hasta la ministra me hace caso, pensé: joder, vaya tropa que ha caído en el Ministerio y que se fía de un tipo como yo.

Cada vez más preocupado por los argumentos que había dado y que ellas dos, ministrilla y presidentaza, utilizaban sin pudor (y en apariencia sin medir las responsabilidades de semejante decisión), comenté con varios técnicos de la Confederación las intenciones de ambos personajes. Los técnicos estaban divididos en dos grupos: por un lado, los defensores del proyecto original; y por otro, esos que siempre quieren quedar bien con el jefe de turno con frases del estilo diga usted que sí, doña Helena, caña ecologista al depredador. Entre los primeros se encontraba Ramón Pérez Cecilia, entonces director de la Confederación, y José Ignacio Díaz Caneja, director de la obra. Uno, tuvo que abandonar el trabajo para no soportar las presiones de la señorita, y el otro estuvo sumido en una depresión de la que espero haya salido con bien. El papel de los demás no merece comentario alguno, incluyendo al actual secretario general de la CHD, don Elías Sanjuán de la Fuente, muy agobiado con el ‘Tifón Helenita’, pero que consiguió mantenerse a flote. Hombre buenazo (hasta la náusea) y de gran futuro…

¿Y qué decir del PSOE? Pues que aunque la decisión le pilló con el pie cambiado, hicieron (muy en su línea) juegos malabares para decir las mismas tonterías que había escrito yo y repetido la ministra. Como dicen en El Padrino: ¡Jesucristo! Resultaba gracioso escuchar en esos días a José María Jiménez González, secretario general del PSOE burgalés desdiciéndose y tratando de defender, con idéntico ardor, el “sí” al embalse que aprobó Borrell con el “no” que toleraba su sucesora en el mismo Ministerio.

Finalmente, Castrovido se construirá con siete años de retraso y, lo que es peor, nos habrá costado a todos 95 millones de euros más. Es posible que en China estos gestores del dinero público hubieran sido ahorcados, pero yo me conformo con que paguen lo que buenamente puedan durante el resto de su vida. Así que doña Helena Caballero, pase por caja a retratarse. Y de paso, tráigase a doña Cristina Narbona, que algo sabe de cómo se coció aquella decisión tan cara.

La diferencia entre los chinos y nosotros, es que estos problemas ellos los arreglan con una soga, y nosotros pidiendo que los autores pasen por la ventanilla de la Agencia Tributaria. En algo se tiene que notar que ‘semos uropeos’.

Francisco Cantalapiedra. Periodista.

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