Aún pendientes de su declaración judicial, y respetando la presunción de inocencia, la detención de Marta Domínguez, la mejor atleta de nuestra historia, acusada de relación con el doping en el deporte, ha sido un mazazo para quienes la admiramos, para todos sus seguidores a los que ha hecho vibrar y emocionarse cuando aparecía, en la pista, son su singular estilo de heroína, de retadora de todos los cronómetros, con su melena rubia y su sonrisa franca… Ha sido un golpe inesperado, por mucho que algunas personas relacionadas con el mundo del atletismo digan ahora, “a toro pasado”, que eso se veía venir.
Aquí, en 'Protagonistas', hemos premiado hace un año con uno de nuestros galardones a quien era un auténtico ídolo, a la deportista ejemplar para los más jóvenes, a un icono adornado no sólo por los éxitos y los podios , sino por el coraje, la disciplina, el esfuerzo, la voluntad.
Lamentamos que haya ocurrido lo que probablemente sucedió, aunque esperamos la declaración de la atleta y la decisión de los jueces. Sin embargo, y ocurra lo que ocurra en este caso concreto, nos manifestamos radicalmente en contra, tolerancia cero, y todos los ceros que se quiera frente a la droga en el deporte. Es una contradicción, es un contrasentido y es una vergüenza que en actividades en las que los seres humanos ponen lo mejor se sí mismos se introduzca el veneno que destruye, frente al esfuerzo que engrandece. En los registros policiales realizados en los últimos días, en el marco de la 'operación Galgo', han aparecido esteroides, anabolizantes, bolsas de sangre, hormonas y EPO, todo un museo de los horrores frente a los valores del deporte.
Y si Marta Domínguez es culpable (ella y cualquiera de sus compañeros detenidos), lo sentimos mucho pero no hay más camino que el cumplimiento de la ley con todo su rigor… Y, además, puesto que los deportistas (y más los grandes campeones) son una referencia y un ejemplo para la sociedad, los atletas condenados deberían devolver sus medallas, renunciar a su historial, y convertir el esplendor de sus laureles en las cenizas de la desmemoria.
Lo siento personalmente, Marta Domínguez, porque sabes de mi aprecio y de mi admiración. Y, aún en estas circunstancias, te deseo todo lo mejor. Mas, por encima de esos sentimientos, si te has equivocado, si has cometido algún delito, lo tienes que pagar. Porque no hay otro camino, porque en las calles de la vida también hay obstáculos, como en las pistas de atletismo, pero nunca deben existir atajos ni venenos.
Si (
No(
