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Ya son 25 años de epidemia

El avance del olvido

El avance del olvido

A pesar de tanto avance tecnológico en África muere el 83% de enfermos

viernes 01 de diciembre de 2006, 14:02h
El día de hoy debería dar paso a un mayor apoyo gubernamental, volcado en cuestiones sociales de igual importancia, que sin embargo no lo excusan

Es lo que tiene eso de tener un día ‘dedicado a’. Parece que tienen que pasar 365 días nada más y nada menos para que desde los diferentes estamentos implicados en la salud mundial se percaten de las consecuencias que tiene una enfermedad que cada año contraen en nuestro país más de 3.000 personas. Las cifras son aplastantes, pero como en las campañas de seguridad vial, tirar de cifras es mala estrategia para ‘asustar’ al personal. Como pasa en casi todo desgraciadamente, parece que esto también se rige por modas.

Allá por 1985 sonaban las primeras alarmas tras la muerte del mítico actor Rock Hudson. El sida hacía su aparición en escena por todo lo alto llevando a la  muerte a principios de los noventa a Freddie Mercury y Anthony Perkins. La sociedad comenzaba a espantarse por lo que era capaz de hacer el maldito VIH. Los lazos rojos se repartían por doquier, las campañas se sucedían y de repente…el olvido. Los conflictos armados o las crisis económicas fueron en su día mejor carnaza para los medios. El foco dejaba de alumbrar a millones de enfermos en todo el mundo que desesperaban por la falta de una cura o de medicamentos que al menos pudieran paliar sus dolorosos efectos.

En pleno siglo XXI y a pesar de tanto avance tecnológico, la situación continúa siendo dramática. En África hablar de sida es hablar de muerte en letras mayúsculas. El 83% de las muertes producidas por este virus se dan en este continente. Las explicaciones son muchas, las soluciones complejas. El acceso a medicamentos es casi imposible debido a la enorme pobreza y las campañas de concienciación de muchas ONG chocan en muchas ocasiones contra las doctrinas promulgadas desde el Vaticano. Abaratamiento, concienciación e investigación se antojan como pasos obligatorios a dar.

Una investigación que en países como Estados Unidos ‘parece’ no avanzar. ‘Parece’ porque la idea de una cura escondida desde las grandes compañías farmacéuticas cobra cada día mayor credibilidad. Sea como fuere, el Día Mundial del Sida se presenta como un día triste que puede y debe dar paso a un mayor apoyo gubernamental, volcado en cuestiones sociales de igual importancia como la violencia de género o la prevención de accidentes de tráfico, pero que no lo excusan de cara a la potenciación de campañas contra el sida, la pandemia del siglo XXI.

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