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MODAS INFAMES Sedentaria España

lunes 27 de diciembre de 2010, 09:28h

La falta de actividad física es un    factor de riesgo en cualquier persona  con buena salud y, aún mayor,   en  aquellas otras que padecen enfermedades crónicas. Según la OMS, realizar al menos 30 minutos de ejercicio regular -de intensidad moderada-  todos,  o casi todos,  los días de la semana reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes, cáncer de colon y de mama.

Pero, entre nosotros,  las prescripciones existen, seguramente, para poder saltárselas. Si no, que se lo pregunten a mis convecinos, los madrileños, quienes,  para el último Estudio de hábitos de la actividad física, deporte y calidad de vida de la Comunidad de Madrid, no hacen mucho en el día a día para ayudar a su Ayuntamiento a conseguir ganar de una vez por todas la candidatura olímpica 2020.  Y, como muestra, un botón: Uno de cada cuatro madrileños ni siquiera camina 10 minutos al día. Vamos, que para  contribuir a paliar el déficit de la EMT, se  deben de acercar a comprar la barra de pan en autobús.

  Niños

Con todo, no es este, ni mucho menos, el peor de los datos que afectan a esta   sedentaria España de principios de siglo.  La obesidad infantil  es otra de las llamadas enfermedades emergentes. Tanto en Europa como en Estados Unidos, desde los años noventa hasta hoy, la incidencia de la obesidad infantil se ha duplicado. En concreto, España  se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con  mayor número de niños con problemas de sobrepeso,  ya que el  cuadro de obesidad es  del  16,1% entre menores de 6 a 12 años de edad. La cifra es sólo  superada por  los datos de Italia, Malta y Grecia. Datos verdaderamente alarmantes, y más aún en un país en donde presumimos de aceite de oliva, las mejores verduras y frutas de la huerta y de todo un conjunto de alimentos (lentejas, alubias y garbanzos, incluidos) que constituyen la llamada “dieta mediterránea”, de la que tanto sabemos todos y que tan poco practicamos. Si no es así, a los datos me remito.

Los culpables, claro está, no son los niños, sino sus padres. En aras de una hipotética falta de seguridad hemos   sacado a nuestros niños de jugar en la calle, con otros niños, corriendo, saltando, jugando a la pelota, y los hemos metido en la seguridad de nuestras viviendas para hacerles “disfrutar” con la Wii, el PC, internet… Y todos los demás juegos deslumbrantes, atrapantes y estáticos que, además, los está convirtiendo en foco de inseguridades aún mayores y mucho más peligrosas que las de una caída, un resfriado o una pelea infantil.

Podemos albergar dudas acerca del qué, el cuánto y el cómo debe comer un niño (o niña, que no quiero que se  me enfaden las feministas) pero es mucho más importante reflexionar sobre el modo de vida al que, desde pequeñitos, los estamos condenando, al sustituir el tú a tú por la ciber-relación que, posiblemente, es la fuente   principal del crecimiento desmedido de esas cifras de obesidad infantil que está aumentando como la espuma en las filas de nuestros niños. A este paso, en breve, será muy difícil diferenciarlos de sus colegas del otro lado del Atlántico, los   norteamericanos, que, hasta la fecha, y sin necesidad de acudir a estadísticas, se llevaban la palma en cuanto a obesidad, al menos, en el inconsciente colectivo de los españoles.
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