Zapatero es el error

Es triste tener que reconocerlo. Ni es nada oportuno, en estos momentos tan delicados, manifestar el fracaso del presidente del Gobierno que, a fin de cuentas, necesitará el apoyo de todos para lidiar con el mejor acierto posible el desafío sanguinario que le ha planteado ETA, y junto a él a  todos los ciudadanos.

Es un mal momento para recordarle públicamente a Zapatero su inexperiencia, su ingenuidad, su incapacidad y sus errores. Porque esto puede debilitarle aún más, tras quedar ya tocado por su relativo fracaso en las recientes elecciones municipales,  que han dado alas a su siempre despreciado rival Mariano Rajoy.

Habrá que apoyarle para que sepa y pueda afrontar sin más errores esta caliente situación. Pero apoyarle para tomar medidas claras, concretas y eficaces. Y en consenso, principalmente, con el gran partido de la oposición al que nunca tuvo que haberse empeñado en aislar. Sin más juegos de manos,  ni planteamientos ilusos y engaños. De lo cual, sin embargo, es razonable dudar después de ver cómo se ha desenvuelto durante tres años, que no añadirán ninguna gloria a nuestra historia.

Zapatero ya está quemado. Quizás derrotado, incluso antes de que convoque las elecciones  generales dentro de unos meses.  La etapa del iluso Zapatero parece que terminará peor de lo que se esperaba aún hace poco. Seguramente muy mal. Habrá sido el peor presidente de la democracia española. La careta de la sonrisa y el talante hace tiempo se le vinieron abajo.

Muchos ciudadanos, que tenían la esperanza de superar  errores de bulto de un Aznar que, tras  importantes aciertos en su primera etapa, cayó en la prepotencia y en el engreimiento, ahora se ven depcionados con la paloma blanca, que ni era tan paloma ni tan blanca. Es una verdadera lástima, para tantas personas de buena fe. Zapatero ha salido rana.

Ya no se puede hablar, con propiedad, de “los errores” de Zapatero. Porque el error ha sido Zapatero.  Zapatero es el error.