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Escritos en libertad: El silbato de Herrera y el corralito leonés

Escritos en libertad: El silbato de Herrera y el corralito leonés

martes 04 de enero de 2011, 23:53h
Quien le conoce bien nos lo venía advirtiendo: “Herrera hace como que no se entera mucho y lo que ocurre es que deja jugar a sus chicos, incluso hace oídos sordos a sus luchas y disputas”. Como le aconsejaría Zapatero, “que no te distraiga el ruido”. Pero de pronto decide poner fin al jolgorio, hace sonar  el silbato e irrumpe en el juego con la decisión tomada, a veces ante el asombro de quienes se creían capitanes o líderes de la revuelta. Se acaban así las picajosas intromisiones, aunque ciertamente hay quien también afirma que el presidente de la comunidad no hace nada sin pasar por el diván del inquisidor mayor del reino.

A tenor de lo ocurrido con la designación del candidato a la Alcaldía de León, hay que convenir que la primera de las interpretaciones tiene firme sustento. Andaban en Valladolid conspiradores del PP  empecinados en devolver a Antonio Silván a la plaza de León, donde por otra parte nunca estuvo, con el avieso propósito de que las elecciones municipales le dieran la puntilla, y de pronto irrumpe Herrera en el ruedo, que más bien parece corralito, y anuncia que quiere a Silván a su lado, y que, por lo tanto, no será el candidato a la Alcaldía de León. Nadie conoce las razones personales del presidente de la comunidad, pero es fácil deducir en este caso la inteligencia de quien se quiere rodear de fieles, generosos y eficaces y no de quienes se desenvuelven mejor en el juego sucio, en la intriga y sospechosamente en la traición, que en esto tampoco se miden las personas por la estatura.

Despejada ya una de las incógnitas, ahora Isabel  Carrasco, tan odiada como temida en el PP, busca el candidato. Ha impuesto una condición: ella misma irá en el número dos de la candidatura al Ayuntamiento de la capital, con el fin de optar a la presidencia de la Diputación. Esta circunstancia condiciona ya al cabeza de lista. Los nombres que baraja el partido son dos directores generales leoneses actualmente con mando en plaza en Valladolid. Emilio Gutiérrez y Luis Aznar, el primero director general de Educación y el segundo, responsable de Seguridad Ciudadana, del 112. Todo juega a favor de Emilio Gutiérrez, aunque el interesado siempre ha dicho que no es esta su guerra. Gutiérrez tiene a su favor que es un hombre muy eficaz, extremadamente trabajador y leal  en el orden jerárquico. Es el prototipo que todo presidente quiere tener a su lado. Suma, además, un historial de entrega y dedicación  al PP sin tacha. Luis Aznar es otra cosa. Es eficaz en la gestión, maquiavélico y con tendencias a la conspiración. Es capaz de ganarte un congreso o de montarte la de Fuenteovejuna.  Su pasado le persigue. Fue prohombre del CDS y cuando el barco se hundía pasó subrepticiamente  con el bagaje de su voto a la barca de Juan José Lucas. Garantizaba así la mayoría absoluta del PP en las Cortes de Castilla y León ante los rumores de la existencia  de traidores a bordo. Gran favor que me hacéis, pensó Lucas. Y se lo agradeció. Pero lo cierto es que a partir de ahí Aznar siempre ha ocupado cargos de designación, cada mañana pendiente al BOCYL, y nunca puestos que lo  pudieran asomar  en el puente de la política a la barandilla del transfuguismo.

En todo caso, la decisión  ha de ser tomada  pronto, porque esta indefinición es tiempo que corre en contra del PP. El hecho de que el alcalde y candidato socialista Francisco Fernández esté en horas bajas, no garantiza, ni mucho menos, el triunfo del PP. En León, la alcaldía, que nadie lo olvide - tampoco Paco Fernández, que a veces da la impresión de que le patina la neurona de la autoestima, que otros llaman soberbia- se juega contra Rodríguez Zapatero.

Fernando Aller. Periodista.
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