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El concepto de felicidad

El concepto de felicidad

viernes 07 de enero de 2011, 13:34h
No voy a hablar de economía ni de política, por más que la tentación es grande. En estos días nos felicitamos las fiestas y nos deseamos unos a otros toda clase de fortunas y buenaventuras. Y eso está bien.

Pienso que a veces tenemos un concepto de felicidad torcido que acaba generando infelicidad porque se basa en una premisa errónea: que la felicidad es una meta. Y no; si algo es la felicidad, ha de ser un camino.

Sí, una forma de entender la vida que está más cerca de la filantropía que del egoísmo y que, en cualquier caso, está decididamente del lado de la aceptación antes que del de la rivalidad. Cuando queremos tener lo que tiene el vecino, nos cubrimos de algo maloliente y muy distinto de la felicidad. Cuando nos sentimos mejores que el vecino porque tenemos lo que él no tiene o porque lo tenemos más grande o mejor, nos cubrimos poco más o menos de lo mismo. Un adagio indio dice que no es más feliz quien más acapara sino quien menos necesita.

La felicidad ha de ser un camino, una manera de entender nuestro deambular contingente y finito sobre esta tierra que habremos de abandonar tan inesperadamente como empezáramos a hollarla. No hay fórmulas ni recetas, pero el sentido común ayuda bastante.

La amargura llega inesperadamente al querer ser más de lo que se es. U otra cosa distinta a la que somos. La aflicción se apodera del alma cuando creemos que lo que nos completa es un haiga más grande o un marido más hermoso o un trabajo con más poder o una esposa más rica o ser invitados a salir en la tele. La consternación está siempre acechando al que no sabe dónde está la virtud y busca desnortado el oropel, lo brillante en vez de lo bonito.

Disfruta de tus hijos, de tus amigos, de un chiste malo, de una novela vieja o de un simple paseo por una vereda en otoño. No, no es un canto a las cosas pequeñas, aunque puede que sí a las simples. Una partida de mus y unos chatos ofrece más felicidad que un imposible Jet Xtender; un finde de chicas -"Una Bomba" la llaman mi mujer y sus amigas- te llenará de más recuerdos para los tiempos duros que un viaje a Andorra o que mil euros en la bonoloto.

-Oiga, no me va a decir ahora eso de que el dinero no da la felicidad; porque estoy dispuesto a ser el primero en demostrar que sí.

No, no digo eso, en absoluto. Hablo de actitud, de formas, de maneras, de posicionamiento frente al devenir de la vida. Tener mucho dinero y ser generoso y saber disfrutar va a dar más felicidad que el que no lo tiene y vive amargado por ello. ¿Obvio? También al revés: no tener dinero y no estar amargado por ello y ser capaz de seguir siendo generoso -la generosidad es un estado del alma, no el grosor de un bolsillo- produce más felicidad que estar forrado hasta las trancas y vivir agobiado porque el capital se acaba, se reduce o simplemente no crece.

Me gusta esa frase con que empieza la Declaración de Independencia de los EEUU:

"Sostenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, [...]que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno [...]y a organizar sus poderes en la forma que ofrezca las mayores probabilidades de alcanzar su felicidad."

Y me gusta que dos ciudadanos alejados de mis planteamientos políticos como son Sarkozy y Cameron estén hablando ya de incluir la felicidad en el PIB. ¿Ya? No, no es tan nuevo, en 1960 J. F. Kennedy dijo:

"... pero el Producto Interior Bruto no mide la salud de nuestros hijos, la calidad de su educación, o la alegría de sus juegos. No incluye la belleza de nuestra poesía, o la fuerza de nuestros matrimonios; la inteligencia de nuestro debate, o la integridad de nuestros funcionarios.[...]En resumen, lo mide todo, excepto lo que hace que la vida merezca la pena."

Y es que algunos buscan la felicidad como el que busca un sombrero: lo tienen puesto y non se dan cuenta.

Feliz Navidad a tod@s. De corazón.
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