Al profesor Cardona

Un estúpido accidente doméstico ha provocado la muerte de Gabriel Cardona, profesor de la Universidad de Barcelona e historiador de referencia para el periodo del siglo XX del poder militar en España. Nos deja un importantísimo legado de más de treinta libros sobre el ejército y la sociedad española, con obras fundamentales en sus diferentes etapas históricas: la Restauración (Alfonso XIII, el rey de espaldas), la II República (El poder militar en España hasta la Guerra Civil), la Guerra Civil (Historia militar de una guerra civil), la Dictadura franquista (El gigante descalzo) y el Tardofranquismo (La manicura del tigre). En los próximos días saldrá al mercado su obra póstuma –Las torres del honor (Ediciones Destino)– sobre la transición militar a la Democracia.

Con esta última publicación se cierra un ciclo completo de análisis de una parte esencial de nuestra historia reciente como es la historia militar. Una interpretación dura e irónica sobre la institución militar, aunque rigurosamente documentada y ejemplificada en sus más diversos matices. La biografía del historiador Cardona le cualificaba especialmente para escribir sobre esta materia, volcando en sus obras su formación académica de doctor en Historia como su experiencia profesional como militar del Arma de Infantería del Ejército del Tierra.

En 1981, con el empleo de comandante, abandonó voluntariamente el ejército, abochornado, según sus propias palabras, por el frustrado golpe de Estado de 23 de febrero. Y es que Gabriel Cardona, antes que militar, era ciudadano y demócrata, lo que entonces parecía un contrasentido. En el tiempo que permaneció en servicio activo, además de formarse con múltiples lecturas en las bibliotecas de las unidades en las que estuvo destinado, contribuyó a facilitar la evolución de sus compañeros de armas con el objetivo de superar la dictadura franquista y el vínculo engañoso que ligaba a los oficiales con el dictador. Con tono pedagógico, que anticipaba su posterior docencia universitaria, explicaba los mitos de la guerra, las mentiras sobre la República y la necesidad de la reconciliación nacional en un sistema de pluralismo político similar a los del resto de países de la Europa occidental.

El entonces capitán Cardona fue uno de los fundadores de la Unión Militar Democrática (UMD) y, junto con Julio Busquets, el principal ideólogo de la organización. Contribuyó de manera notable a la elaboración de los escritos públicos de la UMD, especialmente los de carácter histórico. En su prolífica participación en los medios de comunicación (prensa, radio, televisión), ya en democracia, continuó explicando el significado de este grupo de militares demócratas, su condición de adelantados en la aceptación de la democracia por los militares y el trato mezquino que recibieron del poder público. El Foro Milicia y Democracia, una asociación surgida en el entorno de los antiguos miembros de la UMD, le reconoció en 2008 su labor con la distinción de “Capitán de la Democracia”.

Puedo dar testimonio que el profesor Cardona era una persona generosa, tanto en el terreno personal como intelectural. A él le debo la presentación de mi tesis doctoral sobre la UMD al profesor Preston, en un proyecto editorial que luego no llegó a realizarse por razones ajenas a ambos profesores, su disponibilidad permanente para colaborar con los que empiezan en el camino de la publicación de su primer trabajo. Si se le pedía disculpas por distraerle de su tarea –y siempre le pillabas trabajando– solía decirte: no te preocupes, te autorizo a que me des el coñazo. Tú, ahora, tienes que dar mucho el coñazo. Como nosotros lo hicimos en otra época. Era un hombre sabio y un gran profesor, y como tal, sencillo.

Ahora que ha muerto Gabriel Cardona, la historiografía española –tantas veces mezquina con los mejores– tendrá que reconocerle el destacado lugar que ocupa su obra para entender nuestra historia militar en el siglo XX. Gracias por todo, profesor.