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¿Estamos locos o qué?

Marina Castaño, la insoportable levedad del ser

Marina Castaño, la insoportable levedad del ser

lunes 10 de enero de 2011, 10:49h
La verdad es que ya tenía yo ganas de hablar de Marina Castaño pero no encontraba  el momento ni la ocasión. Pero a veces una tiene suerte y, cuando ésta se pone de tu lado, hay que aprovechar. Marinita Castaño es un ser que siempre me ha llamado la atención porque su orgullo y manera de mirar al resto del mundo haciéndole un favor, siempre es de agradecer. En el fondo me gusta la gente así porque sin ellos la vida sería muy aburrida y ésta que firma tendría un tema menos de qué hablar.

Aprovecha la viuda del Premio Nobel que se cumplen nueve años de la muerte de su marido para darnos una entrevista en Vanity Fair. Por cierto que a la rubia gallega le viene de perlas esta publicación y no otra porque hacía tiempo que no se veían tantas vanidades negro sobre blanco.

Marina podía haber posado en ¡Hola! pero eso la desprestigiaría mucho. Las intelectuales sólo conceden entrevistas a las revistas que son serias. Como en The Economist este mes no tenían hueco, VF es una buena opción. Texto y frases intelectuales para la historia pero con los matices de un buen posado como si lo hubiera firmado Naty Abascal porque Castaño cambia de traje en cada foto y posa en todos los bellos rincones de su casa como lo hace Preysler sin arrugar su bella nariz. La diferencia es que de Isabel nunca uno espera frases garindilocuentes poerque es tan lista que jamás va más allá de dónde sabe que no llega.

Imagino que Eva Lamarca, la periodista que ha hecho el reportaje,  ha puesto sobre el papel lo que la periodista gallega ha dicho. Es más, estoy convencida de que así ha sido y, francamente, las palabras no tienen desperdicio. Son frases para la historia y para echarte unas buenas risas. Es más, recomiendo la lectura de esta entrevista para sacarle provecho en la próxima tertulia que tenga usted en un almuerzo y apear de paso la ya cansina conversación sobre la ley antitabaco.

Si no puede usted comprarla le resumo aquí algunas de sus frases más llamativas: la mejor de todas ellas es, sin lugar a dudas: "Le aconsejaba a Camilo José qué leer. Le decía: ‘Mira esto, merece la pena’. Si no, ni se molestaba en ver lo que llegaba a casa”

¿Qué les parece? ¿es o no es una frase digna de ser comentada en una tertulia? Pobre Camilo José. Tantos años de lectura, tantos años de formación. Y al final, ya muerto y sin posibilidad de defenderse, su alegre viuda rubia lo deja a la altura de un pelele sin criterio siguiendo los dictados de la mujer que ama. Es lo que tiene esto del amor. Uno puede llegar a hacer el ridículo de la manera más insopechada.

Otra frase para la posteridad: “Yo le enseñé a mi marido a decir ‘te quiero’. No lo había dicho en la vida. No se había enamorado nunca” hala, toma frase para seguir machacando a Rosario Conde allá dónde esté la primera y sufrida mujer del Premio Nobel que estuvo a su lado más de cuarenta años.

La verdad es que siempre me ha llamado poderosísimamente la atención las mujeres que se meten en los matrimonios ajenos y consiguen además al marido de la primera que pasa a ser, tras la nueva boda, la otra. Obviamente siempre se excusan en que "ese matrimonio ya estaba roto" "yo no tenía ningún compromiso sino él" Y en todas esas frases no dejan de tener razón. Pero olvidan añadir, "no está bien acostarse con el marido de otra ni muchísimo menos hacer todo lo posible para que la deje" Muchas consiguen tirar del hilo que pende y que, quizás con paciencia y de no aparecer ellas, se hubiera arrreglado. Pero lo más gracioso de este tipo de mujeres es que cuando por fin se convierten en la señora de, arramplan con todo lo que atrás había: véase ex mujer, casas, hijos habidos en el primer matrimonio, familia... y, además, exhiben su nueva presa con el orgullo y la prepotencia de otorga el haber conseguido la presa más preciada y, además, con malas artes.

Con los hijos del primer matrimonio se ensañan especialmente porque son el testimonio más fehaciente de que antes de que ellas llegaran hubo otra y que ahí está el testigo para recordarla. Por eso suelen preferir que los hijos de sus ex estén lo más lejos posible de sus vidas. Allá ellas, algún día pagarán el pato. Tarde o temprano la vida se encarga de ello. Y estúidos hombres les siguen ese juego lo que dice bastante poco de ellos. Pero volvamos al lío que me pierdo (como siempre)


Desconozco cuáles fueron las causas que impulsaron a Cela a dejar a su primera mujer para irse a vivir la vida loca con Marina Castaño. Sinceramente me preocupan más otras cosas del Premio Nobel, pero he de reconocer que la historia es digna de culebrón. Claro que en los culebrones siempre ganan los buenos y aquí me temo que la mala de la película es la Marquesa viuda de Iria Flavia. (¡qué bien le quedan los títulos nobiliarios a esta señora, por Dios!)

Y ya la última que no quiero que me dé un infarto: “Cuando hablaba en público, sólo con mirarme sabía si lo que estaba haciendo iba en línea con lo que debía hacer. Yo le daba la pauta y él ya seguía”...mmmm menos mal que apareciste en su vida, Marinita. De lo contrario no sé que hubiera pasado con sus intervenciones públicas.

En la estela literaria, sólo puedo añadir, Marina, eres la insoportable levedad del ser. Olé tu existencia y la de tus descendientes. Te salen más cuadrados y no naces.


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