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Gracias, don Víctor

Gracias, don Víctor

martes 05 de abril de 2011, 21:34h
El día de San Víctor de 1897 nace en la villa marinera de Baiona [Pontevedra-Galicia] un niño hijo de dos emigrantes en Montevideo: Víctor Soliño Seminario. El padre, Agustín, era de la misma Baiona y comerciante en la capital uruguaya, ciudad a la que llegara con siete años en compañía de sus padres. La madre, Graciosa, era de Eugui en el municipio navarro de Esteríbar cerca de Pamplona. El niño baionés también hará el mismo viaje americano que su padre y con sólo 14 meses, en diciembre de 1898, comienza a acriollarse. Cuando en la tertulia del café alguno de los viejos amigos se dirige a mí y me llama gallego, muchos suponen que se trata de un apodo, por lo demás bastante vulgarizado, porque no hay barra en la que no figure un gallego de esos que nunca conocieron Galicia. Pero yo soy gallego. Y a mucha honra, como acotaban mis coterráneos en la época en que los gaitas estaban de número y constituían el mejor ingrediente que para fabricar la risa utilizaban los saineteros criollos. Mis padres se casaron en Montevideo y viajaron a España. Allí, en Bayona, un risueño pueblecito de pescadores tendido en la costa gallega respiré los primeros "airiños, airiños, aires" que cantó la suave Rosalía. Cursando sus estudios primarios en el colegio montevideano Sadi-Carnot establece honda amistad con dos hermanos hijos de gallegos, Ramón y Juan Antonio Collazo que serían sus compañeros en la creación de grandes éxitos del cancionero rioplatense. En 1916 ingresa como taquígrafo en la Cámara de Diputados que en aquellos tiempos funcionaba en el edificio del Cabildo, en la plaza Matriz, en frente a la catedral metropolitana. Hasta el 25 de agosto de 1925 no fue inaugurado el actual edificio, el Palacio Legislativo, en el que tenía sus sesiones el parlamento uruguayo. El emigrante Soliño estuvo trabajando entre diputados y senadores más de 41 años. En agosto de 1918 participa como socio fundador del Club Atlético Atenas en el que luego sería presidente en dos ocasiones (1919-1923 y 1962-1965). El equipo de baloncesto del club fue campéon uruguayo cinco años consecutivos, entre 1918 y 1922. Dentro del plantel de jugadores eran figuras destacadas dos hijos de gallegos, el nombrado Juan Antonio Collazo y David Estévez. La actividad de letrista de don Víctor comienza en setiembre de 1922. El Centro de Estudiantes de Derecho convoca un concurso para premiar la mejor obra con la que se le daría la bienvenida a la primavera. El grupo de amigos de Soliño, los de las grandes gestas del baloncesto, deciden participar y presentan un texto de revista titulado ¿Estás ahí, Montevideo? en el que se describía las andanzas de un estudiante de Salamanca por Montevideo. Los autores del texto fueron César Gallardo, Roberto Fontaina (de apellido original gallego Fontaíña) y Víctor Soliño. Ganaron el concurso y el 26 de setiembre de 1922 actúan en el teatro Solís bajo el nombre de Troupe Jurídica. Reciben elogiosas críticas por hacer uso de un humor muy fino, un humor que yo supongo venía del origen gallego de Soliño. En setiembre de 1923 el grupo, ahora llamado Troupe Jurídica-Ateniense, presenta la obra Tut-Ankn-Amon en relación con la reciente descubierta de la tumba del faraón egipcio, hecho que aprovechan los atenienses para invitar al faraón a que venga de visita a Montevideo. Fue un inmenso éxito que llevó la pieza revisteril también a la ciudad de Buenos Aires en la que hubo cuatro representaciones siempre con la sala llena. En 1924 quedó establecido el nombre definitivo de Troupe Ateniense . El 21 de setiembre de este año estrenaron en el teatro Solís la revista Oh, les sauvages! en la que se reían de un periodista de París que quería conocer los salvajes uruguayos que ganaran el campeonato olímpico de fútbol en suelo francés. En 1925 el éxito fue para El Maharajá de Akadejal . En 1926 para Romeo y Julieta; en 1927 Los tres mosqueteros; en 1928 tuvieron un descanso y en 1929 presentan Ñanduty. En el año del centenario de la primera constitución uruguaya se despiden con Centenariola  siendo su última actuación en el Solís el 27 de agosto de 1930. En 1943 el gran amigo de Soliño, Ramón Collazo, vuelve a los escenarios con un grupo llamado Ramón Collazo y sus atenienses  que actúan hasta el año 1953. En esta segunda etapa también estuvo Soliño escribiendo obras de calidad y de mucha aceptación popular (Black Melody, Luna campera, Adiós, Susana, Madrigal veneciano, Sevilla, A la luz de la luna, Si lo supiera mamá)  hasta rematar con el emotivo tango Adiós, mi barrio. Pero Soliño además de su actividad literaria dentro de las filas atenienses colaboraba con notas periodísticas en el diario El Plata en el que con su brillante y habilidosa prosa satirizaba con mucho ingenio a los políticos del momento. En El Plata escribió de 1923 a 1930. Luego ingresa en la prensa oral, en la radio CX 14 El Espectador , donde sus solfas de humor llenaban de alegría los mediodías montevideanos. El programa en el que participaba Soliño era La hora popular que competía amistosamente con otro grupo de humoristas dirigidos por Ramón "Loro" Collazo en la emisora CX 16 Radio Carve. Soliño llegó desde abajo a puestos directivos en CX 14 y CX 18. Fue presidente de la asociación uruguaya de radioemisoras. El acercamiento de Soliño al tango tuvo lugar en 1924 cuando escribe No quiero para una música de su amigo Ramón Collazo y remata en 1978, cincuenta y seis años después con la letra de Barra Ateniense para una música de Pintín Castellanos. Manuel Suárez Suárez En aquella esquina montevidena
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