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Viene el cambio a España…¿para que todo siga igual?

Viene el cambio a España…¿para que todo siga igual?

domingo 08 de mayo de 2011, 14:01h
Entramos en la semana de las encuestas, que muestran una tendencia unánime a presagiar el cambio que al parecer viene, primero territorialmente, luego, posiblemente, en las generales de marzo. Si es que esas generales no se anticipan forzosamente, en virtud de unos resultados que fuesen espectacularmente malos para los socialistas. Veremos, porque ya se sabe que ni las encuestas son oráculos infalibles ni el cambio anunciado contiene tantos elementos de variación e innovación como para no acordarse de la frase atribuída a Lampedusa, según la cual es preciso que algo cambie para que todo siga igual. O parecido.   Si damos la vuelta a España, como, en lo que es un enorme esfuerzo, hacen los periódicos y corresponsales de Diariocrítico en todas las comunidades autónomas, podría caber la posibilidad, o hasta la probabilidad, de que muden algunos rostros, no todos. En Castilla-La Mancha, donde Barreda no ha hecho un mal trabajo, excepto en comunicación y en algunas consejerías, el empuje de María Dolores de Cospedal podría acabar con la larga hegemonía socialista; y lo mismo podría ocurrir en Andalucía, otro feudo tradicional del PSOE, dentro de diez meses. Pero en ninguno de los dos casos puede afirmarse que un programa revolucionario venga a sustituir a las viejas estructuras y, si bien se mira, los rostros que llegan no son tan, tan desconocidos ¿verdad que no? Dicen que en Extremadura y Cantabria podría igualmente producirse un cierto vuelco, aunque nadie lo da por seguro. Y tampoco los programas de la oposición, en ninguna de las dos comunidades, vienen a suponer precisamente un huracán de aire fresco sobre los desgastados en vigor. De Asturias, donde el veterano ex ministro y ex secretario general del PP, ahora fuera de este partido, Francisco Alvarez Cascos, podría alzarse con la presidencia, es mejor no hablar demasiado de renovación ni de caras nuevas…   Y así estamos: puede haber relevo en Aragón, donde Marcelino Iglesias ya ha dado paso a una candidata, Eva Almunia, que puede perder frente a la veterana Luisa Fernanda Rudí –ex presidenta del Congreso de los Diputados-- , igualmente sin grandes propuestas novedosas en el horizonte. En Rioja, Valencia, Madrid, Castilla y León, Murcia, Ceuta y Melilla, habrá más de lo mismo. En Baleares, un PP afortunadamente renovado sustituirá probablemente a la coalición encabezada por el socialista Antich, pero la sombra de las corruptelas de unos y otros aliados con la terrorífica Unión Mallorquina perseguirá en todo caso a los ‘nuevos’. En Canarias, imagino que seguirán gobernando los mismos ‘nacionalistas’ de Paulino Rivero, puede que ahora aliados con los socialistas, en lugar de con el PP, quién sabe: poco cambio es eso.   Luego están los ayuntamientos. No he oído hablar de ninguno importante en el que una lista con posibilidades de ganar aporte unas ansias creíbles y factibles de regeneración. Así, tanto da que en Madrid gobierne Gallardón (lo que se da por seguro) como el candidato Lissavetzky, o que en Barcelona sigan los socialistas o lleguen los ‘convergentes’ de Trías, o que en Sevilla haya un alcalde socialista o cambie a uno 'popular’: en la España de las extrañas recalificaciones, de la deficiente financiación municipal, de la ausencia de planes urbanísticos, falta un plan que abarque desde una racionalización del número de ayuntamientos hasta la exigible austeridad presupuestaria. Y nadie lo ha puesto siquiera sobre la mesa.   No resulta extraño, en este marco tan continuista y rutinario, que se hable tanto de la coalición Bildu, a la que hemos dado una prima extraordinaria de publicidad. Al fin y al cabo, las idas y venidas de la coalición filobatasuna en los tribunales han sido la única novedad que, para bochorno y desconcierto de todos, ha aportado la precampaña. No soy partidario de la abstención, ni lo era, hasta ahora, del voto en blanco; creo que sigo sin serlo. Pero comprenderá usted que, ante este lampedusiano panorama, a muchos les empiece a dar igual si ganan las caras de siempre-siempre o las de siempre revestidas de novedad.   Bueno, quedan poco más de diez días de campaña. Pero es de temer que no van a ser precisamente, contra el título del famoso libro de John Reed, diez días que estremezcan, o cambien, el mundo. No, más bien van a dejar todo más o menos como está, y que Dios se apiade de nosotros… [email protected]   - Lea también: Lea el’especial elecciones’ de diarioritico con análisis, comunidad por comunidad, de todos nuestros periódicos y corresponsales Lea la información con los mítines de hoy
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