Cortinas de humo

   Las maniobras de distracción forman parte del ADN de las tácticas de guerra. Y de las campañas electorales desde su más antigua expresión. A Pericles, sus enemigos políticos le reprochaban que agitara el fantasma del miedo a los persas a modo de cortina de humo para tapar las sospechas que pesaban sobre él en relación con la tardanza en rendir cuentas sobre el destino del tesoro de la Liga de Delos, coalición liderada por Atenas.    Salvando las distancias -que son todas-, embutido en traje de mitinero, a nuestro presidente le ha dado por elevar el registro emplazando a los ciudadanos a hablar de ideología. "El PP es la derecha de la derecha", ha dicho provocando irritación en las filas de los populares que concurren a estas elecciones con un lema: "Centrados en tí" que, supongo, resume la idea que quiere proyectar Mariano Rajoy. Es lógico que Zapatero quiera desviar el foco de atención de los electores. Lo que se apartaría de la costumbre sería que iniciara sus discursos hablando del paro y de los cerca de cinco millones de parados, drama que se refleja en todas las encuestas y que ha sido la losa de su tumba política.    Desviar la atención; encender un fuego de distracción. En eso consiste la maniobra. Táctica que el propio Rajoy emplea en esta campaña en relación con el caso de Bildu. A su alrededor se oyen no pocas voces exigiéndole que denuncie la sentencia del Tribunal Supremo, pero él, no hace suyo ese eco. No quiere -dice- distracciones sobre su objetivo que no es otro que señalar a Zapatero como el gran responsable de la crisis que nos deja con cinco millones de parados y con los especuladores de los mercados internacionales acechando como hienas la Deuda de España. Nadie plantea las batallas dando facilidades al enemigo. Por eso no deben sorprendernos estas  tácticas que lo que pretenden es crear cortinas de humo. En campaña todo vale. Como en la guerra y, a veces, también en el amor. - Lea también: Especial 22-M>>