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La rebelión contra las urnas

La rebelión contra las urnas

miércoles 15 de junio de 2011, 21:34h
Las elecciones autonómicas y locales del pasado día 22, han significado un firme puñetazo en la cara del presidente del gobierno, que le ha dejado fuera de juego. Esto, que es una incontestable realidad, se pretende ignorar por parte de muchos políticos que están atrapados por la desvergüenza  de una persona que se aferra al poder desesperadamente en solitario, justificando su permanencia en que España necesita unas reformas que ha de realizar él mismo. El argumento es tan ridículo, que el desmoronamiento de toda la política estatal, alcanza incluso a una de  las más importantes instituciones, como es el Tribunal Constitucional. La dimisión de tres miembros del alto Tribunal inaugura una esperpéntica y  nunca imaginada crisis, que denuncia la absoluta dependencia  a la que se han visto sometidos los magistrados. Y esto, ya ven, nos lo dicen ahora, tras la legalización de un innombrable partido en el País Vasco. La prueba a la que se está sometiendo a todas las instituciones es demasiado dura para  soportar un día más un gobierno cesante, agotado y absolutamente desacreditado. El poder y la influencia de un gobierno no se puede ejercer así. Es cuando menos deshonesto. La reacción ante el resultado de las urnas por algunos de los perdedores, ha sido en algunos casos, la quema y retirada de papeles de los centros oficiales, y parece que el gobierno central necesita casi un año más para quemar y retirar los papeles de su gestión. Los ministerios y la Moncloa, deben contener demasiadas vergüenzas que necesitan agotar la legislatura para ser eliminadas. La llamada operación de levantamiento de alfombras, produce pánico en ciertos centros de poder. Pero si realmente respetamos el resultado de las elecciones, la situación es de emergencia, sin que quepa otra interpretación distinta de que los ciudadanos exigen un relevo. Todo lo que no sea la convocatoria anticipada al plazo legalmente establecido de las legislativas, es una auténtica rebelión contra la voluntad de los votos, se venda como se venda la continuidad. El PSOE no puede pedir a la sociedad española que le conceda más tiempo para reorganizarse, lanzar a su recambio Rubalcaba, con poder para confeccionar las listas electorales y resolver sus peleas internas de partido. La situación económica e institucional está tan quebrada que el PSOE tiene que asumir su frivolidad y desvarío sin derivar la responsabilidad en nadie más que sólo ellos mismos, así son las reglas democráticas. Alguno pensará que la moción de censura es la solución, pero no podrá olvidar que con una estructura del Congreso en la que se depende de los nacionalistas, esa salida conllevaría pagar una factura demasiado elevada, en dinero y otras cosas que todos sabemos, por su carencia de auténtico sentido de Estado. Nuestra Constitición prevé situaciones delicadas y medios para resolverlas, pero no podía prever ésta. La actual está constituida por un presidente dimitido de facto, del que depende la convocatoria de elecciones y otro en la vicepresidencia tratando de hacerse con el volante de un coche sin rumbo en el que vamos todos. La democracia, no sólo son las leyes imperativas que la regulan, sino también la honestidad y una actitud de los individuos, que se dan por supuestas, pero en este caso, y a falta de éstas, sólo nos queda a los votantes esperar desesperadamente  que el coche en que estamos, y ya descontrolado, no acabe en siniestro total, antes de que la ley les ordene que nos dejen pronunciarnos. Jesús Pérez López. Abogado.
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