La liga hanseática

               En la segunda mitad del XII se fundaron varias ciudades situadas en torno al Báltico. En ellas se asentaron burgueses e industriales que vieron en las vías marítimas una posibilidad para sus negocios. En 1241 Lübeck firma un acuerdo con Hamburgo para controlar la ruta entre el Mar Negro y el Báltico con tan buena fortuna que en 1252 firman nuevos acuerdos y paulatinamente se incorporan, además de Brujas, Colonia, Rostok, Wismar hasta cerrar la ruta con Londres. El floreciente desarrollo comercial hizo de la liga un primer Mercado Común ¿Europeo? que a principios del XIV agrupaba a más de 90 ciudades. Es la conocida como Hansa o Liga Hanseática. 800 años después el espíritu de aquella semilla ha resucitado con la Nueva Hansa (Das neue Hansa).                En estos momentos, con Portugal, Grecia e Irlanda vetadas en los mercados internacionales, con una clara y alta probabilidad de quiebra y, por tanto, de impago de Grecia, con España e Italia en el punto de mira y el hartazgo comprensible de Alemania, la nueva liga hanseática empieza a parecer, por aquellos pagos, como una alternativa cuasi perfecta.                Números: con la prima de riesgo a 337 puntos el sistema financiero español está sin fuelle. Las cajas de ahorro y los bancos medianos quedarán sin financiación para sus operaciones. La semana pasada España intentó colocar 3.000 millones con aval del estado y apenas consiguió vender el 58%.                Sumemos los 28.000 millones que las CCAA necesitarán en 2011 de los que, en las mejores estimaciones, conseguirán 20.000 millones. Sin poder acudir al mercado financiero, ¿qué harán? ¿Veremos el lanzamiento de “bonos patrióticos”? Pues si es así, bajará todavía más la calificación del riesgo país.                Es un mal cóctel. Algunos grandes fondos persiguen la caída del euro, Alemania no es muy partidaria de una Agencia de Calificación Europea –sería solamente una medida cosmética para hacernos trampas al solitario y los mercados no la escucharían porque el problema no es el rating, es la deuda- y dice claramente que no quiere “pagar la fiesta del sur”. Es verdad que Alemania tiene mucho que perder si cae el euro porque es la principal acreedora, pero eso no quiere decir que vaya a seguir financiando el agujero insondable en el que estamos metidos. Alemania intentará salvar sus muebles en la eurozona sin poner mucho más dinero.                Es lógico. Alemania dice, poco más o menos, que reestructurar la deuda Griega tendría efectos negativos no siendo el menor de ellos que “otros países” (Italia y España) se esforzarán menos para salir de su precariedad. Su propuesta, por tanto, es que la banca privada y los tenedores de bonos asuman 100.000 millones del “problema”. Esto se vende bien políticamente porque supone aliviar la carga del contribuyente europeo, pero si Grecia quiebra –y quebrará-, los bancos se desestabilizarán por toda Europa y, a la postre, el remedio será más costoso… si la UE y el euro siguen existiendo.                Es difícil saber qué va a pasar. Quedan 43.000 millones pendientes de subastar por España en 2011. Si alcanzáramos los 400 puntos y tuviéramos que ofrecer un 7% para salvar la prima, en 4 semanas necesitaríamos ser rescatados. El problema es quién nos rescatará y, de encontrarse un prestamista, a qué coste.                El año que viene hay elecciones y vencerán 83.000 millones de emisiones del Tesoro que habrá que pagar. El actual problema bancario para captar financiación será un mazazo para los autónomos a partir de octubre. La caída de la bolsa afecta sobre todo a las cotizantes fuera del Ibex 35 y deja al selecto club con poco oxígeno. Se estancarán aún más la demanda y el consumo interno. El empujón del turismo veraniego no va a ser suficiente.                El posible PP gobernante no podrá tomar decisiones eficaces hasta casi el final del 2012 porque ya está todo ese pescado vendido, y siempre bajo la hipótesis de que el presidente adelante las elecciones para no comprometer los presupuestos 2012.                PP y PSOE tienen que llegar a un acuerdo de estado, público y transparente para evitar la caída y reactivar el empleo. ¿Lo harán? Quedémonos con este dato terrible: cada 100 puntos de riesgo impiden la creación de 160.000 puestos de trabajo y tienen un coste de 12.500 millones de euros. Si caemos, renacerá la Liga Hanseática y España volverá a los 80, pero sin movida ni Almodóvar.