Esto no es como para encierros…

El menú largo, muy largo, y no tan estrecho que Koldo sometió a nuestra consideración incluía los siguientes platos: Gin tonic y macadamias; canutillo de queso ‘todo Roncal’; coctel de nécoras y erizos con toques de pimienta y lima (sobraba la pimienta, a mi entender); chipirones homenaje ‘Mibu’ (¿);royal de setas de oro (lo mejor, a mi modesto entender); atún toro con pochas y caldo ahumado (notable); bacalao con caldo de pimientos; molleja de ternera y postres, de fresas con vainilla, rosas y lichies y chocolate negro y especias chinas. El vino, un navarro tinto del que no he querido guardar memoria (porque, la verdad, los caldos navarros son mejorables).

Un buen servicio y unas mesas espaciosas y no aglomeradas contribuyen a una velada (aunque los almuerzos de negocios son el fuerte de la casa) distendida y agradable. El precio, variable, pero no cuente usted con pagar menos de ochenta euros ‘per capita’; lamentablemente, es casi un precio medio para este tipo de locales. Pero, en general, saldrá usted satisfecho y no precisamente listo para correr un encierro…

Calificación:
Ambiente, 8 (mesas espaciadas, poco ruido, decoración sin estridencias); servicio, 9 (amable y allí está Koldo para explicar, a posteriori, lo que haga falta), comida 7 (unos platos merecen más la pena que otros, obviamente. El bacalao, especialmente insignificante).