www.diariocritico.com
Avanti morocha

Avanti morocha

En el mismo instante en que desaparecía fugazmente el eje político sobre el cual giraba la política nacional (el 27 de octubre de 2010); comenzaba a construirse uno nuevo. El proceso electoral de las primarias abiertas el 14 de agosto y la elección general de ayer lo confirman categóricamente. Uno de los datos de mayor significación que nos deja estas elecciones, es la pulverización de las alternativas electorales, especialmente las que responden a los partidos políticos tradicionales. El alcance del resultado electoral del socialismo santafesino, merecerá un tratamiento específico a medida que pase el tiempo. Suele pensarse desde la teoría clásica que a cada clase social, le corresponde una capa de dirigentes o intelectuales, tanto para acompañar el ejercicio del poder o en la búsqueda del mismo. A su vez, las fracciones sociales dominantes intentan cooptar otros grupos de dirigentes e intelectuales, para alimentar su propio proyecto y separar a esas capas de dirigentes de su base social original. A este proceso que se lo conoce generalmente a través de Antonio Gramsci como de “transformismo”, lo vemos repetirse en cada momento histórico. En el caso argentino, este proceso de transformismo, en los últimos tiempos lo vemos adquirir características singulares. Si observamos el comportamiento de la oposición política, vemos como un órgano de difusión pasó de ser un instrumento de comunicación y de generador de sentido, a ser el núcleo organizador esa misma oposición política. Estos medios de comunicación monopólicos crearon candidatos o generaron alianzas electorales, cuya volatilidad es harto conocida. Estos medios de comunicación por su carácter monopólicos han colaborado muy fuertemente, en terminar de vaciar de contenidos a los partidos políticos tradicionales, trasvertiendo a sus principales dirigentes y convirtiéndolos en meros objetos caricaturescos  de consumo televisivos masivos. Los miedos de la oposición ¿A qué teme la oposición electoral?: A la re-reelección y a la hegemonía del gobierno. En primer lugar el ejercicio del gobierno, no es el desempeño de un partido ni único ni hegemónico. Ya que el kirchnerismo, consolidado en su etapa cristinista, es la expresión actual del movimiento nacional, en donde el peronismo tiene una parte importante  mayoritaria, aunque no es la única. Su estructura de poder no es la de un partido político, es la de un movimiento a la usanza histórica suramericana. En segundo lugar, la hegemonía no es una mala palabra. La hegemonía es la dominación en función de la capacidad monopólica de la fuerza física que todo estado detenta, pero con la aceptación del conjunto social. Esto es, la unidad ideológica, cultural y moral de la nación. La hegemonía no implica necesariamente ausencia de la democracia como pretende hacer creer la oposición al gobierno, sino que la hegemonía supone la homogeneidad suficiente como para que un proyecto sea implementado sin grandes contratiempos internos. Permite eso sí, ir con mayor fuerza hacia los objetivos aún no alcanzados y limpia el terreno para una mejor detección de las amenazas y peligros externos, que tiene nuestro país y nuestra región, que muchas veces las pequeñas peleas internas, impiden ver con claridad. La alta política y la pequeña política de la posición electoral La pequeña política es aquella de las cuestiones del día, de las prebendas, en donde prevalece la intriga, las conspiraciones por nimiedades, sin valores trascendentes, sin destino comunes. La alta política, es la que ahora el gobierno impulsará con mayor intensidad, ante la derrota de lo mínimo, de lo intrascendente presentado a la sociedad por la oposición en esta campaña electoral. Como bien subraya Gramsci a propósito de la alta política:”…es la lucha por la destrucción, la defensa, la conservación de determinadas estructuras orgánicas económico-sociales.”[1] Esto nos sugiere a nosotros, la detección de aquello que hay que traspasar al campo del espacio público, de la ampliación de los derechos sociales que todavía permanecen en el ámbito de los negocios privados para beneficio de unos pocos. El PJ y la UCR, han profundizado su crisis, que ya es de carácter orgánico. Su discurso ha sido cooptado por los medios de comunicación del régimen en descomposición, por lo cual, no pueden ser ya hegemónicos, no tienen un programa que unifique, ni que pueda lograr la unidad ideológica necesaria. Su crisis se ve en sus cuadros dirigentes, que se han dispersado, algunos han mutado, otros se han reconvertido, otros se jubilaron. Para que esa preponderancia lograda en las urnas se transforme en hegemonía plena, a pesar de la oposición, el gobierno ya inició el proceso de formación de sus cuadros jóvenes en todos los ámbitos de la vida nacional. La unidad la sintetiza el gobierno y la participación del pueblo se expresa en los órganos estatales descentralizados, que le dan la garantía de éxito. Es por la hegemonía, es por la profundización del proyecto nacional, que el gobierno en tanto expresión del movimiento nacional, debe encontrar su principio de proporciones definidas[2], como lo sugiere la presidenta en el día de ayer al llamar a la recomposición del tejido social en todos los frentes. Carlos “Chino“ Fernández  Asesor IAJ-CGT [1] Gramsci Antonio: Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno. Ed Nueva Visión, Bs. As. 1984. (Pág 169) [2] Ver en Gramsci: (Op Cit), el concepto de “teorema de las proporciones definidas, pág 93. El autor desarrolla un esquema general de análisis, aunque advierte de su abstracción, es útil para pensar el momento.