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Preocupación en el Parlamento Europeo ante un acuerdo intergubernamental a 17

Europa se juega el euro y la legitimidad democrática

Europa se juega el euro y la legitimidad democrática

Preocupación en el Parlamento Europeo ante un acuerdo intergubernamental a 17

jueves 08 de diciembre de 2011, 16:52h
La reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que comienza en la noche de este jueves en Bruselas no sólo se juega la credibilidad y por tanto el futuro de la moneda única, sino también la legitimidad democrática de la construcción comunitaria, ante la amenaza del eje franco alemán de apartar a las instituciones del nuevo sistema de toma de decisiones.
La urgencia de tomar medidas rápidas en respuesta a las exigencias de los mercados y de las agencias de calificación juega en contra de la Comisión Europea y, sobre todo, del Parlamento Europeo que, pese a ser la cámara de representación democrática por excelencia (por ser el único órgano de elección directa), podrían quedar fuera de juego en el sistema que han planteado los líderes conservadores de Francia y Alemania, Nicolás Sarkozy y Angela Merkel.

Los representantes del arco parlamentario europeo fijaron este jueves la posición que defenderá su presidente, Jerzy Buzek, mañana ante los líderes de los Veintisiete.  A pocas horas de comenzar la que han publicitado como la 'cumbre de la última oportunidad', la Eurocámara, que representa a 500 millones de ciudadanos, presiona para evitar que se llegue a un acuerdo sólo para la zona euro, fuera del Tratado de la Unión y, por tanto, dejando sin control parlamentario un posible acuerdo entre gobiernos. El Parlamento Europeo no cree que sea necesaria la reforma de los tratados y no ve ninguna necesidad de abrir una brecha ente Estados Miembros para una reforma que no supone una respuesta en tiempo real a la crisis de la deuda. En cualquier caso, si se sigue adelante con la reforma del tratado, la líneas roja del Parlamento Europeo es que lo que se decida sea "entre los 27 y para los 27", con el fin de mantener la coherencia de la Unión.
Negociar en el fin de semana

Pero las negociaciones, que amenazan con prolongarse durante el fin de semana, tienen demasiados puntos débiles como para predecir que se llegará a un acuerdo suficiente de cara a la apertura de los mercados el próximo lunes. Incluso Francia y Alemania discrepan todavía respecto a puntos decisivos como el papel del Banco Central Europeo y los tiempos e intensidad para establecer cambios en los tratados. Merkel, sabedora de que Alemania es imprescindible para cualquier decisión, está dispuesta a forzar las cosas in extremis y para ella la disciplina tiene que quedar grabada en el mármol de los tratados. También el primer ministro británico, David Cameron, acude a Bruselas con su propia guerra. Ha amenazado con no firmar un tratado que no contenga "garantías" suficientes para los intereses británicos. "Nuestros colegas de la Unión Europea tienen que saber que no aceptaremos un cambio del tratado que no proteja nuestros intereses", ha dicho Cameron.

Su batalla es contra la instalación de un impuesto sobre las transacciones financieras, puesto que afectaría directamente a la City de Londres, donde se mueve el 80% de las operaciones europeas. Además, Cameron se enfrenta con problemas internos, dado que el ala más euroescéptica de su partido amenaza con un referéndum y romper el partido para separarse de los demócrata-liberales. Éstos últimos defienden que los cambios del tratado a debate no suponen un cese de soberanía y por tanto no requiere una consulta popular. Sin embargo, el premier británico tampoco puede tensar demasiado la cuerda puesto que un fracaso total de la cumbre pondría en peligro la zona euro, lo que arrastraría fácilmente al abismo al sector empresarial británico.

Incluso desde dentro de la familia conservadora, reunida a esta hora en Marsella, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha mostrado sus discrepancias sobre las recetas alemanas. "Siempre ha habido en la zona euro países con finanzas más equilibradas que Alemania, por eso es extraño que los alemanes piensen que son las más virtuosos y que deben pagar por los otros, algo que no es cierto", ha advertido.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, --que también ve cómo le mueven la silla aquellos que precisamente le auparon al frente del Ejecutivo comunitario-- espera que de la cumbre no salgan "más problemas nacionales, sino más soluciones europeas". "Hace falta más disciplina, más convergencia" y que por eso la Comisión Europea apoya "todos los esfuerzos" que traten de "garantizar esta gobernanza reforzada" y que "toda la UE apoya Europa y su irreversibilidad". "Mi llamamiento a todos los jefes de Estado y de Gobierno es que trabajen para esta solución. Creo que es posible y creo que llegaremos a este resultado", ha concluido.
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