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La peor Feria de San Isidro de la historia... y olé

La peor Feria de San Isidro de la historia... y olé

Peor, imposible. La mítica canción de 'Golpes Bajos' acierta totalmente si la transmutamos a a Feria de San Isidro recién concluida y que ahora enlaza con ese invento cómplice de la Comunidad para que la empresa recaude fondos y gane más dinero que es la pomposamente llamada Feria del Arte y la Cultura, sustituyendo al invento similar de la del Aniversario. Pero dejemos esta cuestión y vayamos al golpe bajo que ha sido el ciclo isidril y su petardazo: con máxima responsabilidad de la 'Trilateral' que conforma la poderosísima 'Taurodelta' de Martínez Uranga, Matilla y Simón Casas, sin olvidar la de la Comunidad, cómplice. Un golpe bajo que, remedando otra frase muy al uso de otro personaje genial, García Márquez, es "la crónica de un fracaso anunciado". Y así se escribió mayoritariamente incluso por aquel sector de la prensa nada crítico -y viviendo muy a gustos- con las injustas estructuras que manejan y manipulan una Fiesta en la que los aficionados nada cuentan y los intereses de los taurinos  profesionales se imponen por encima de todo. Porque con aquellos carteles, el fiasco esta asegurado. No sólo por las ausencias de un trío de figuras como José Tomás, Enrique Ponce y El Juli -por cierto, los que junto a Morante y Manzanares más cobran, aunque éstos ya bastante menos.

No sólo porque, encima, estos dos últimos sólo han hecho un paseíllo en ña Feria, a diferencia del resto de las figuras, con lo que el ahorro para la empresa fue mayor, sin olvidar que con la rebaja del canon de la Comunidad -cómplice con todas estar argucias- la empresa se ahorraba casi tres millones de euros, que si hubiera tenido un mínimo de dignidad habría utilizado en contratar a todas las figuras con doblete. No sólo porque dentro del desastre, con los mimbres de los contratados se podría haber hecho un cesto mucho más atractivo. No sólo porque la empresa fue incapaz de forzar a los mandamases del escalafón a que se salieran del bipartidismo en los encastes Domecq-Núñez e incluso de echarle algo de imaginación a las combinaciones.No sólo por ese exceso de los encastes del gusto de las figuras, que pegaron otro petardo -los encastes y las figuras-. No sólo porque el trapío de los bureles ha dejado mucho que desear, con la complicidad de veterinarios y presidentes -¿a quién defiende la autoridad?- porque las cabezas de camada y los bicornes con mejor nota, que son los más caros, ya no vienen a Madrid, suelen ir a Bilbao y Pamplona, que paga antes y mejor. No solo porque los encastes que gustan a la afición han sido los únicos que afloraron casta y dieron interés y emoción -ingrediente esencial de la Fiesta- en sus festejos.

Pongamos que se habla de Ibán, Escolar, Cuadri y Adolfo, a los que se agrega el de Alcurrucén, una comercial con un punto de casta suficiente para empezar a disgustar ya a las figuras, figuritas o figurones. No sólo... Podríamos seguir así 'per omnia saecula saeculorum'. Pero concluimos remitiéndonos, para que no haya dudas, a las pruebas y a las estadísticas, que también dejan claro que ha sido la peor feria de la historia. Porque, por primera vez no ha habido ni una salida a hombros de los coletudos a pie. Porque por primera vez éstos sólo han cortado la más que ridícula cifra de 5 orejas -dos de ellas por novilleros- ¡en 22 corridas de toros y novillos!, ¡ante 132 bureles!, !solo el 0,4%! Porque de esas tres orejas logradas por los matadores, sólo una fue a parar a una figura, la única que cumplió mínimamente: Sebastián Castella; mientras que las otras dos fueron para Morenito de Aranda y para Iván Fandiño, a mi entender el torero de más verdad ahora y que siempre está bien.

La prueba es que, como acontece con los hierros duros -con los que el vasco también triunfa- las figuras, figuritas o figurones no lo quieren en sus carteles. Sin olvidar a los dos únicos novilleros que dieron la cara y cortaron oreja, Gonzalo Caballero, con su desparpajo, y Gómez del Pilar, autor de las dos faenas más macizas y redondas de todo el serial malogradas con la tizona. En definitiva que con ferias así, los taurinos profesionales no necesitan de los antitaurinos para acabar con la Fiesta, ¡quia! El enemigo está dentro en todo el orbe táurico en general y en la cátedra venteña en particular. En este caso con dos culpables: empresa y Comunidad -¿a quién defiende la Comunidad?; a la afición, desde luego, no-. Y muchos otros responsables: el resto de profesionales taurinos, con honrosísimas excepciones como los ganaderos citados. Por desgracia, se sigue cumpliendo el aserto de que "el único inocente en la Fiesta es el toro... por eso lo matan".  Y olé.