Los independentistas ganan por medio millón de votos

Algo más de dos millones de votos independentistas frente a un millón seiscientos mil que no lo son (suponiendo que todos en CiU fuesen claramente secesionistas y que todos en ICV no lo sean). Es una muestra del fraccionamiento de la sociedad catalana en torno al tema clave que se dirimía, impulsada por Mas, en estas elecciones. No hay, pues, ni la mayoría social, ni la política, ni la parlamentaria (dos tercios) para que pueda plantearse la consulta popular sobre la independencia al margen del 'permiso' del Gobierno.

CiU perdió un ocho por ciento de sus votantes. El PSC, casi un diez por ciento, lo cual, en ambos casos, es mucho para un período de apenas dos años. Oscar López, el secretario federal del PSOE, hubo de salir nuevamente a la palestra para ofrecer la reacción de su partido desde la sede de Ferraz: podía haber sido peor, porque quedamos segundos en votos (que no en escaños, donde ERC supera por uno al PSC) y había quienes nos auguraban se los cuartos. Triste consuelo.

Los independentistas del 'remozado' ERC crecieron casi un 150 por ciento de votos, lo mismo que Ciutadans, partido situado en las antípodas de los republicanos de Esquerra. Una muestra, o mejor dos, de los enormes vaivenes que experimenta la política en Cataluña. Y de los enormes errores que cometen algunas empresas demoscópicas, comenzando por el mismísimo Centro de Investigaciones Sociológicas. Errores compartidos por el 'estado mayor' de Convergencia, que incluso a media tarde del domingo pensaba que el aumento en la participación iba a favor de su programa secesionista, cuando era absolutamente al contrario: la gente se lanzó a las urnas para frenar ese programa. De hecho, esos que se lanzaron a las urnas para frenar a Más fueron tantos, al menos, como los que las mejores estimaciones calcularon que habían salido a la calle para manifestarse en la Diada.