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Teatro Al Punto lo borda en el madrileño Espacio Cultural La Victoria

Sigue el éxito de 'La Violence', estremecedor teatro distinto... pero no distante, sino todo lo contrario

Sigue el éxito de 'La Violence', estremecedor teatro distinto... pero no distante, sino todo lo contrario

La arriesgada apuesta ha salido bien. Porque público y crítica se están volcando sin ninguna violencia física pero sí en los sentidos de los espectadores, cuyas fibras sensibles se estremecen en cada una de las representaciones. Pongamos que se habla/escribe de 'La Violence', una obra distinta pero no distante, en la que el público tras la representación sigue reflexionando, sigue haciéndose preguntas, espera a los maravillosos actores, charla con ellos, les felicita... Es justo y necesario pasarse por esta sala y disfrutarla, en cualquiera de los próximos fines de semana, de viernes a domingo, hasta el segundo de marzo.
Un éxito que hasta está sorprendiendo a la actriz que encabeza al reparto, Paloma Rodera, que en declaraciones a Diariocrítico declara su contento con la recepción de la obra por el público: "Para nosotros ha sido un proceso muy largo e intenso por la naturaleza del tema a abordar y la metodología que hemos seguido". Porque en Teatro Al Punto no conciben el arte si no está completado por un espectador que observa el montaje. "Al final uno hace esto para ellos, lo contrario son ejercicios de estilo o de algo peor".

Porque en 'La Violence' el público está a un par de metros, algo vital para los (buenos) actores  esto de "sentir el feedback de la gente que se acerca" a verlos. De modo que Después de cada representación la gente, además de preguntar, se siente tocada o con reflexiones que vuelven unos días después. Lo que lleva a Paloma, en nombre de todos sus compañeros a especificar que hay dos tipos de teatro. Uno, para entretener "que cumple una función de evasión mucho más de la importancia que se le otorga". Y otro, como éste , "que es capaz de mover al espectador, de remover emociones y generar reflexión".

Por tanto, se insiste, es menester, justo y necesario acercarse dentro de los pocos -aunque suficientes- días en que 'La Violence. Varietés' se está subiendo a las tablas del Espacio Cultural La Victoria, de la madrileña calle Santa Isabel 40. Allí, como establece la propia compañía, les darán la bienvenida, y les pedirán que no tenga miedo. Después se le pide que recorra el espacio, tranquilo y poco a poco vaya descubriendo e interiorizando.

Miradas, distancias y... dejarse embaucar

A la par que también se le aconseja que no busque su butaca numerada "porque de eso aquí no tenemos. Usted ha venido aquí a ver, no a mirar, y para eso le pedimos que se aproxime". Tampoco, como se sabe, son buenas las prisas, ni siquiera por comprender el mensaje que el autor oculta tras su obra. Porque no va de eso. Y sí "de miradas y distancias, del anhelo de un tacto prohibido, de dejarse embaucar por el engaño urdido por los personajes ausentes de nuestra comedia".

Entre otras razones porque piensan que "todo teatro es un acto violento", ya que, añaden, los actores se disfrazan y desnudan frente a un público ajeno, inconsciente, incluso violento para ellos, que se ven forzados a enfrentarse durante un periodo de tiempo a una realidad que no les pertenece, que no controlan y que no tienen porqué compartir. Y, naturalmente, cual confiesa Teatro Al Punto, también violento para ellos, que se exhiben ante su mirada juiciosa,  buscan "no su aprobación, sino agitar su consciencia buscando un nivel de comunión que no siempre llega".

En definitiva, que sobre el espectador, para que piense, reflexiones y se estremezca, llueven y sobrevuelan en su espíritu y en su mente muchas preguntas. ¿Es la violencia legítima cuando busca trascender al violentado? ¿Qué nos incomoda, y por qué? ¿Por qué nos violenta un desnudo, y no una sonrisa? ¿O puede una sonrisa resultar violenta? ¿Es más violento mirar o ser mirado?. Eso sí, sin que corra la sangre, porque la compañía adelanta que "en su lugar, preferimos la risa". Y concluyen: "No se asusten si esta vez, en vez de mirar un cuadro, es el cuadro el que le mira a usted".

Muchos 'culpables' del triunfo

Como es natural, además de Paloma, este montaje tiene a otros 'culpables' de su éxito: o sea, el resto de artistas multidisciplinares, que también es justo y necesario mencionar: Irene y Carmen Barquilla, Fernando Mercé, Rodrigo Adrado, Javier Prieto y Laura Moreno. O sea, Teatro Al Punto, que reúne a un equipo joven, de formación e inquietudes dispares a los que su común pasión por los escenarios les ha llevado a participar en todo tipo de eventos artísticos. Actores, dramaturgos, arquitectos, directores, escenógrafos, diseñadores gráficos, músicos, fotógrafos, artistas visuales y plásticos dispuestos a jugárselo todo sobre las tablas, a  aprovechar sus herramientas, talento y experiencia para construir un vehículo emocional que arrolle al espectador y le involucre en su propuesta.

Echando la vista atrás, sus miembros recuerdan su paso por la PQ/Prague Quadrennial of Performance Design and Space, donde colaboraron con Julia Bui-Ngoc; Meir Bar- Giora y Pancho Edelberg; y con Torsten Blume y Yun-Ju Chen, actuando en la muestra publica "Fluidity", de Play Bauhaus. Otras destacadas colaboraciones son las llevadas a cabo en Escena Contemporánea 2011 con Ana Borralho y Joao Galante como parte de los workshops y performances "World of Interiors" y "Untitled. Still Life". También ha colaborado con colectivos como PKMN y otros muchos. Una experiencia que, a la par, es una garantía para los espectadores de sus obras.