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La historia se repite

La historia se repite

sábado 07 de junio de 2014, 14:11h

Uno de los problemas con que se encuentran a menudo los seres humanos es la pérdida de memoria ante sucesos y hechos que tuvieron en el pasado una relevancia notoria y transcendental, en algunos casos, para el devenir de la humanidad. En la memoria colectiva que guarda un país, se pueden encontrar muchas cosas. Entre ellas, las más significativas, son las más trágicas (tal vez por la propia esencia del ser humano) y no las más felices. Los años van pasando y no hay culpables que examinen el dolor de una generación y el rencor de generaciones posteriores.

Desde la creación de la Unión Europea, tras la Segunda Guerra Mundial, con el firme propósito de acabar con los frecuentes y cruentos conflictos entre vecinos, se han sucedido una serie de cambios en nuestra sociedad que nos han permitido un mayor bienestar social y un crecimiento económico sin paliativos. Cada década ha venido marcada por algún acontecimiento que ha permitido la regeneración de la estructura propia de la UE, desde la guerra fría hasta mayo del 68, desde la ampliación de los países miembros hasta la caída del muro de Berlín, desde la Europa sin fronteras al Euro, todo ello provocando una Europa de nuevas oportunidades y desafíos.

Después de todo ese avance generacional llegó la crisis, pero no solo la crisis económica, también la crisis de valores que echaba en saco roto todas las aspiraciones que nuestros jóvenes habían cosechado con el desarrollismo. En esta última década la Unión Europea, en su conjunto, ha dejado de lado las políticas de investigación y desarrollo, para crear a su vez organismos de formación sin supervisión de los responsables de los mismos, sin pararse a controlar adonde iban destinadas esas ayudas, lo que ha propiciado corruptelas y desmanes en casi todos los países miembros. Al mismo tiempo, con el estado del bienestar en nuestras manos se han olvidado del control de las fronteras y de la llegada indiscriminada de inmigrantes, que con la crisis, ha despertado el instinto más bajo del ser humano; la explotación laboral y sexual.

En estas circunstancias es cuando se prende la mecha de la intolerancia y el racismo. Los JASP (jóvenes aunque suficientemente preparados) que estaban llamados a gobernar el mundo, en todos los sectores y ámbitos de la vida, se convierten por culpa de la crisis que ellos no han provocado en los JESP (jóvenes emigrantes sobradamente preparados) teniendo que emigrar, en el mejor de los casos, de un país miembro a otro en busca de oportunidades laborales. Eso en los jóvenes con estudios y una alta preparación, pero en el resto, lo que nos encontramos es que los puestos de trabajo que deberían corresponderles a nuestros jóvenes, como naturales del país donde habitan, están siendo ocupados por inmigrantes sin contratos, sin regulación de ningún tipo y que al mismo tiempo son beneficiarios de los sistemas propios de la sociedad del bienestar.

Puede que dicho así no suene de nada, pero como la historia está para ser estudiada y comprendida, con la finalidad de que no vuelva a repetirse, sería conveniente que algunos de nuestros líderes políticos volviesen a estudiar las proclamas sociales anteriores a la última gran guerra y ver lo que está pasando en el momento actual.

En varios países europeos avanzan las ideas de ultraderecha hasta convertirse en alternativas de gobierno, con proclamas y manifestaciones públicas que recuerdan exageradamente al nazismo, por otra parte, en España, no son precisamente las ideas de ultraderecha, pero en torno al grito de ¡¡podemos!! se concentran diversas plataformas y colectivos ciudadanos que exigen, como si de una apisonadora se tratase, contundentes cambios sociales y políticos, que ya se han saldado con una crisis enorme en el seno del PSOE, y que trabajan con fuerza para poner en serio aprieto al partido en el gobierno, y todo ello, sin ninguna bandera, sin ninguna ideología concreta, sino más bien recogiendo distintas sensibilidades ciudadanas que asisten impotentes a la quiebra de un Estado corrupto, que hace tiempo ha abandonado su política en manos de la banca para mayor desamparo de los ciudadanos que dicen defender.

Dudo mucho que se apliquen soluciones y cambios estructurales en el seno de los dos grandes partidos, como dudo que bajen el nivel de prepotencia y chulería altanera con quien critica sus ideas, mientras tanto, hago uso del refranero español que por algo es la base de toda nuestra existencia. Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar.

Ismael Álvarez de Toledo

Escritor y periodista

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

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