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Dos nombres vascos para seguir lo que ocurre en Venezuela: Luis Ugalde y Yon Goikoetxea

viernes 16 de noviembre de 2007, 09:50h

Hace tiempo vengo hablando en el desierto madrileño sobre la situación de Venezuela. Conozco lo que están sufriendo la mayoría de los 300.000 españoles bajo el gobierno de un militar llamado Hugo Chávez que dio un golpe de estado en 1991 contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez. En aquel golpe murió Gaizka Etxearte, hijo del delegado del Gobierno Vasco cuyo delito fue ir con su padre a la universidad.

Posteriormente hubo un vacío de poder en el año 2002 que duró dos días y que fue dado por los propios militares amigos de Chávez que se malogró porque el presidente de la patronal, un tal Pedro Carmona, comenzó a actuar como el propio Chávez y un general, llamado Raúl Baduel, rescató al militar de la isla de la Orchila y lo repuso en el palacio de Miraflores. Ese militar hoy lleva a cabo una campaña contra Chávez diciendo que lo que pretende el coronel golpista con el cambio de la constitución que propicia es dar un golpe de estado.

Sin embargo por aquí algunos han creído que Chávez ha sido elegido democráticamente estos años. Él lo dice y repite, y es mentira. En Venezuela existe un sistema de votación electrónico, que no funciona en ningún país, y está demostrado que con este sistema y con un programa adecuado, Chávez logra ganar espúreamente todas las elecciones hasta el punto de que la oposición duda ahora si votar nulo, abstenerse o votar NO porque sabe que detrás de cada máquina hay un fraude.

Chávez ha hecho estos años gracia en Europa mientras buscaba enemigos exteriores con los que medirse a cuenta de la entrada de más divisas gracias a la inmensa riqueza petrolera. Bush para Chávez fue el diablo cuando viajó a las Naciones Unidas. Ahora son los empresarios del estado español que ven su seguridad jurídica y política en entredicho. Por cierto. Fue el BBVA, presidido por Emilio Ibarra, quien financió la primera campaña electoral de Chávez. Reconozco que siento una primitiva repulsa contra los militares golpistas metidos a políticos. Prefiero el peor gobierno civil al mejor gobierno militar y hoy Venezuela no es un país que tenga un ejército sino un ejército que tiene a un país. Y eso es terrible.

Pero sigue llamándome la atención el papanatismo de una cierta izquierda por estos lares que no aguantaría medio minuto con un Presidente que actuase como lo hace Chávez en Caracas pero sin embargo les parece muy bien que Chávez sea un autócrata en Venezuela que cierra un canal de televisión y ahora amenace a todo el mundo que no le rinde pleitesía.

Y me llama la atención que por aquí no nos hayamos fijado en dos personas claves en esta crisis. Son ellas: Yon Goikoetxea, que es el líder emergente estudiantil al que le acaban de romper el tabique nasal por predicar un discurso de no violencia pero a su vez de firmeza ante el abuso de poder. La otra personalidad es el P. Luis Ugalde, jesuita y hombre de izquierda quien desde la rectoría de la Universidad Católica lleva denunciando el gorilismo de un personaje como Chávez que se hace pasar por hombre de izquierda pero al que define como un peligroso populista que en lugar de crear riqueza para distribuirla, la está destruyendo y que su fuerza no está en su discurso vacío hacia los pobres, sino en el grifo petrolero que ha corrompido a todos los militares de su entorno y que el coronel dilapida para desestabilizar los países que no se someten a sus designios.

El estado español, quitada la hojarasca del incidente en la Cumbre de Chile debe mirar a Venezuela con los ojos de la solidaridad, la amistad y el activismo a favor de una ciudadanía que va a ver conculcados sus derechos el próximo mes de diciembre cuando Chávez fraudulentamente apruebe el texto de una Constitución totalitaria.

Venezuela hoy es la Cuba en 1960 cuando Fidel Castro se quitó la careta y llevó al país a un empobrecedor comunismo y a una dictadura que lleva ya 47 años.

Recuerden pues los nombres de estas dos referencias en Venezuela: Luis Ugalde, y Yon Goikoetxea. Y pregúntenle a ellos y no a los que ven con buenos ojos que en Venezuela se instaure una dictadura militar con un lenguaje demagógico y populista. Y recordemos los expropiados de Yaracuy y a todos los que sufren persecución simplemente por defender la democracia.
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