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No es país para pobres

No es país para pobres

viernes 17 de octubre de 2014, 11:07h

Definitivamente, he llegado a la conclusión de que España no es país para pobres. El sistema que rige los designios de los españoles; pobres, por supuesto, está ideado desde tiempos inmemoriales, de tal manera, que los ricos viven en un paraíso permanente -fiscal y del otro- y los pobres, incluidas las clases "medias" en un limbo, del que te apean según convenga o según lo manejable que puedas ser.

A poco, o mucho, que uno examine la prensa diaria llega a esta misma conclusión, no es que sea un descubrimiento mañanero mio. No hay más que fijarse en los cientos de casos de corrupción, que sirven como noticia, y que sólo se quedan en eso; noticia. Nos acostumbran a la idea de que cuanto más se roba más listo se es, y lo peor es que lo argumentan con ejemplos de la vida misma. "por utilizar fraudulentamente tarjetas de crédito, por cuantías que dan vértigo, uno se puede ir de rositas, sin más castigo, mientras que si una mujer se encuentra una tarjeta de crédito en la calle, y la utiliza para dar de comer a sus hijos, la meten presa".

Lo sangrante de estos casos, que cualquier lector podría acompañar de cientos de ejemplos parecidos, no es que lo hagan los ricos con su peculio, que para eso lo tienen, y cada uno con lo suyo hace lo que le viene en gana, aunque esté mal visto, por activa y por pasiva, y más en los tiempos que corren. Lo verdaderamente escandaloso es que se hace con dinero público, y por personas que se proclaman, a voz en grito, defensores de los pobres y de las masas trabajadoras.

Desde que tenemos conocimiento, gracias a la labor de la prensa, de los cientos y cientos de casos de corrupción que nos identifican como la "marca España", una nueva clase de chorizos que debería ser registrada, cuanto antes, en la oficina de patentes y marcas, mantenemos la sospecha de que este tipo de delincuentes, son inmunes al resto de ciudadanos. Aunque uno sea cortito de entendederas, le llegan para saber que Urdangarín se difuminaría de nuestras vidas, de la misma manera que llegó, pero sin devolver ni un euro, que el clan Pujol ha colocado, estratégicamente su patrimonio, o el nuestro -según se mire- para que no le puedan meter mano, si acaso dejará algo de calderilla, que está muy feo en un ex honorable, no dejar propina. Y así caso tras caso, hasta escribir un memorándum tan largo como la Biblia o el Quijote.

Lo que más llama la atención al ciudadano de a pie -a mi no porque me conozco el percal- y por eso lo escribo aquí, es que entre los estafadores, además de ricos, viejos y nuevos, haya personas que han militado en la izquierda y que en las huelgas y manifestaciones se dejen la garganta, a voz en grito, clamando contra los empresarios y los ricos, de los que ellos mismos se sustentan, mientras que los trabajadores confían ciegamente en ellos como abducidos por un Mesías, vestido de pana.

A España la ha corrompido el Mercado Común, la moneda única, la Unión Europea, y todo lo que ha ido viniendo con dineros desde Bruselas. Antes de sentirnos europeos campábamos con los pocos recursos de que disponía un país en plena transición política. Los ricos con lo suyo, y los pobres con el rendimiento de su trabajo. Pero Europa trajo a España dinero a espuertas, y a ese carro se apuntó todo hijo de vecino que vio una oportunidad única de medrar tanto el la política como en el terreno sindical, que por entonces iba tomando forma.

El dinero incontrolado de las ayudas europeas, ha ido a caer en las peores manos posibles, las de los políticos y vividores del cuento, y a cuenta de los trabajadores. Todo el que ha tenido un poco de labia se ha colocado en el lado de los ricos, actúa como ellos, vive como ellos, y se corrompe como ellos, con la única diferencia, de que unos lo hacen con los suyo y estos, con lo público.

Estoy completamente seguro de que no serán sólo los casos que conocemos, y que lo peor, es que nadie puede poner freno, porque todo el mundo sabe mucho de todos, y en política el que se mueve no sale en la foto, ya no lo advirtieron. Mientras tanto, y por si un día ya no queda para nadie, búsquense un país decente, que este no es país para pobres.

Ismael Álvarez de Toledo

Escritor y periodista

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

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