La 'no visita' de Rajoy a Cataluña

Lo que se suponía que iba a ser una visita a Cataluña en la que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, "explicaría mejor que hasta ahora" sus argumentos a los catalanes, ha terminado siendo un discurso más del líder español desde su fortín: la sede del PP en Barcelona. Todos los ojos, nacionales e internacionales, se habían fijado en el jefe del Ejecutivo esperando que este hiciera llegar su mensaje a la sociedad y no sólo a los miembros y simpatizantes de su partido, entre los que hubiera cosechado aplausos, dijera lo que dijese.

Desde la visión de una joven periodista que intenta comprender los entresijos de la política, Rajoy, que, como digo, podría haberlo evitado, ha decepcionado a quienes esperábamos esa explicación: solo hemos asistido a un monólogo en el que han abundado las críticas al presidente de la Generalitat, Artur Mas, con el que no se ha reunido Rajoy, al parecer porque ninguno se lo ha propuesto al otro por ¿orgullo, demasiadas diferencias o falta de ganas?. Cada cual sabrá qué es lo que más le conviene, pero lo que está claro es que ambos se están alejando de los ciudadanos, de aquellos de quienes presumen de preocuparse encarecidamente, pero que sólo son espectadores del cruce de acusaciones y palabras entre sus dirigentes.

Rajoy, ataviado con una corbata roja con franjas amarillas, parecía más preocupado por enumerar cuántas veces han viajado a Cataluña los miembros del Gobierno, algunos de los cuales le han acompañado en este acto, desde que comenzó su mandato y desde que dirige el PP. Este ha sido su viaje número 16 en esta Legislatura; muchos nos preguntamos si ha sido realmente necesario tal alarde viajero, ya que estas mismas palabras las podía haber pronunciado desde cualquier punto de la geografía española. Hoy no tocaba recordar, sino aclarar, explicar y dar la cara frente a los que tanto le preocupan.

Durante los más de 50 minutos de intervención, Rajoy ha repetido en varias ocasiones que, según le había pedido Alicia (Sánchez-Camacho), era el "momento de hablar de España" y así ha sacado pecho con el crecimiento económico que ha logrado nuestro país, "un ejemplo para todos", desde que comenzó su legislatura. ¿Les suenan estas palabras?, Imagino que sí, ya que son las más repetidas por un líder que dice huir de los conflictos para centrarse en la recuperación. Pero, de nuevo, hoy no tocaba.

Resulta también llamativa la dura crítica hacia el PSOE, al que ha acusado de "buscar el aplauso fácil diciéndole a cada uno lo que quiere oír para luego desdecirse", cuando exactamente eso es lo que ha ocurrido durante su intervención: aplausos de los suyos, diciéndoles lo que querían oír, ya que, una vez más, hoy no tocaba.