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OPINIÓN

Por la razón o la fuerza

Ismael Álvarez de Toledo. Periodista y escritor

lunes 27 de julio de 2015, 08:19h


Damos inicio a las vacaciones tras un periodo convulso, en lo político, como pocos. Un periodo de puestas en escena, de apariciones de nuevos partidos, de mentidos y desmentidos, de ataques entre unos y otros, como jamás se había visto, al menos en la época moderna. Y todo ello con un claro culpable, al menos me lo parece a mi; el Partido Popular y, concretamente, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy.

La ambigüedad con que se ha dirigido a los españoles en estos dos últimos años, acompañado de grandes silencios, ha permitido que campen a sus anchas por el panorama político toda clase de “adanes”, merced a una política de oscurantismo y prepotencia, sin parangón, en nuestra joven democracia.

La crisis económica, pero sobretodo, la falta de comunicación del gobierno del PP, ha dado por buenas muchas situaciones anómalas, críticas, cómicas, si se quiere. Pero una vez que el mal está hecho, que los advenedizos han ocupado su papel en la “casta”, aunque sea casta callejera, como el perro de mi vecino, no el de la flauta; el otro, pues la cosa política se vuelve incontrolable, irascible y bochornosa en el panorama mundial.

Nos vamos de vacaciones con una amenaza velada. Una amenaza que se ha ido dejando pasar, como se le permite a un niño bueno que de vez en cuando haga una travesura. Pero en este caso, la travesura, se está volviendo sería, y donde antes había un juego entre delincuentes de alto rango, controlados y controlables, tenemos ahora a un traidor, que no le duelen prendas en quemar sus naves, y llevar a la locura colectiva a media parte de Cataluña, para tapar sus responsabilidades, si las hay, en el caso Pujol y otros asuntos que se guarda en la manga la justicia, pero que de tanto guardarse, puede que se le pierda por alguna puñeta.

Artur Más es un mal político, demostrado, no se si será buena persona porque no lo he tratado, ni de lejos, pero lo que si tengo claro es que es un irresponsable de tomo y lomo. Un títere en la trama Pujol, que ha roto las cuerdas que le movían y anda haciendo travesuras como los duendes malos. Esto no quiere decir que tenga autonomía propia, como títere, digo, sino que se envalentona a falta de que los que tienen responsabilidad de Estado, le cojan de la solapa y lo metan en la “caja”, donde se guardan impertinentes, oteguis y toda la ralea que atenta contra la convivencia común.

Parece mentira que Artur Más no haya aprendido de qué va esto. O quizá si, y se ampare y chulee de un gobierno de mansos e inútiles, que se tragan todos los sapos y culebras que le da la gana al susodicho. Para el viaje a ninguna parte que ha emprendido, con amenazas, el señor Más y sus compinches, que no correligionarios, porque en el despropósito se permite pactar con sus antagonistas políticos, reúne a lo más rancio, desconocido y casposo de la sociedad catalana.

Mientras, el gobierno, lejos de la contundencia que debe tener quien lleva la razón, juega al despiste, no se moja ni política ni judicialmente, y lo más sangrante, es que el principal partido de la oposición; el PSOE, actúa vilmente en un tema tan serio e irracional, dando balones de oxígeno y buenas palabras a unos votantes catalanes, que entienden mucho mejor que el señor Sánchez, que jamás tendrán frontera en Alcarrás.

Mientras todo esto pasa, los españoles, incluidos los catalanes, pasamos las de Caín con la ola de calor, no vemos el momento en que se refresque el ambiente; todos los ambientes y, nos tomamos unos días de asueto, en la playa o en el pueblo, -donde sea más barato- mientras que los periodistas, como los niños repetidores, nos quedamos haciendo tarea hasta septiembre, por aquello de que nunca se sabe. Por aquello, de que los independentistas nos tomen la delantera e invadan España con cava y fuet, ojala, y nos den la tabarra el mes de agosto con amenazas veladas.

Septiembre será el mes de la verdad, el mes en que todo se diluya como una cortina de humo, el mes en que el Tribunal Constitucional actúe y meta en vereda a los cuatro jinetes del Apocalipsis, el mes en que se propugne un enfrentamiento civil en Cataluña, las empresas salgan corriendo, los bancos catalanes echen el cierre o cambien su filosofía y, cuando todo esté patas arriba, si Rajoy lo permite, los cuatro ineptos que arrastran a la masa, saldrán pitando para algún paraíso fiscal, mientras los incautos que se han creído el cuento de la independencia, estarán sin trabajo, viviendo en una Cataluña precaria y desestabilizada, mientras la otra mitad de catalanes que se sienten españoles, los mirarán de reojo y se reirán a mandíbula batiente de tamaño despropósito.

El Estado de derecho tiene las armas necesarias para cumplir y hacer cumplir la Ley, lo diga Artur Más o perico el de los palotes. Las amenazas al resto de los españoles caen en saco roto y, en septiembre, muy probablemente, se actuará con la razón o la fuerza.

Ismael Álvarez de Toledo
periodista y escritor

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com
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