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Risas para combatir la dependencia de nuestros mayores

domingo 02 de diciembre de 2007, 12:26h
Ninguno de los 15 mayores que acuden a los talleres de risoterapia de la Obra Social de La Caixa se habrían imaginado, hasta hace poco más de dos meses, que las narices de payaso y las carcajadas se convertirían en una de las mejores herramientas de que disponen para combatir la dependencia.
Al menos esa es la filosofía que persigue esta iniciativa, hasta ahora poco utilizada en España, por la que se aplica a personas mayores de 55 años la premisa de que "ser autónomo en la risa" conlleva efectos muy positivos tanto física, psíquica como socialmente.

En el taller de risoterapia de la Obra Social de la Fundación La Caixa, que se imparte desde hace tres años con un éxito y una demanda aplastantes, los novatos, entre los que se cuentan antiguos médicos, ingenieros o periodistas, estudian materias tan peculiares como "trabajo en sonrisa", "trabajo en risas" o "trabajo en carcajadas".

El objetivo es mecanizar la reacción de reirse de manera que los pacientes puedan repetirla cuando quieran, incluso en las situaciones más adversas de la vida cotidiana. Según los expertos, los efectos que provoca esta "risa ensayada" (alegría, autoestima, placer...) son los mismos que si las carcajadas fueran causadas por estímulos divertidos externos o, para entendernos, el gracioso de turno.

Marisa de Pablo, "la profe" de los talleres como le llaman los jubilados, utiliza las técnicas más variopintas para "desbloquear" la risa interior de los iniciados. Ver a estos 15 "abuelos" vestidos de payaso, tirados en el suelo con la cabeza en la barriga de los compañeros a "carcajada limpia", gesticulando con brazos y piernas o emitiendo extraños sonidos, son escenas ya habituales en el centro de la Obra Social de La Caixa, porque ellos mismos se toman los ejercicios "muy en serio".

"Muchas personas llegan sintiéndose solas, han perdido a seres queridos o tienen conflictos familiares complejos. Aquí se relacionan con gente de su edad y tratan de liberarse", comenta Marisa. Es el caso de Josefina, que supera ya las 70 primaveras y que se define a sí misma como "una persona muy seria y que se toma las cosas demasiado a pecho".

Josefina cuenta cómo al morir su marido, "un gran optimista", se dio cuenta de que "o empezaba a reirse de la vida y de sí misma o lo pasaría muy mal". Adelaida es otra de las alumnas que asisten a clase de Marisa, es monja y trabaja en el Hospital de San francisco de Asís donde pone en práctica las técnicas que le enseñan en La Caixa para dar aliento a enfermos terminales.

Marisa explica orgullosa que, además de los evidentes beneficios psíquicos que aporta la risoterapia, también favorece físicamente a los mayores que acuden a las sesiones. "Una carcajada activa 400 músculos del cuerpo y una sesión de risoterapia equivale a una de gimnasia de mantenimiento", afirma.

La Fundación La Caixa, en la calle Arapiles, promueve, además de las sesiones de risoterapia, un total de 14 talleres destinados a las personas de la tercera edad que "tengan ganas de vivir", explica Mar, directora del centro y a quien todos los usuarios tratan como a un miembro más de sus familias.

Los servicios que se ofrecen en Arapiles son totalmente gratuitos y se centran, sobre todo, en el uso de las nuevas tecnologías aunque no dejan de lado las clases de pintura, los cine-foros, los ciclos sobre cultura oriental o las tertulias en inglés y francés.
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