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Y ahora... 400 euros por voto

Y ahora... 400 euros por voto

lunes 28 de enero de 2008, 10:33h

Hace unas semanas decíamos que la promesa de crear un fondo para los afectados por el fraude de Afinsa y Fórum Filatélico era el colmo de las promesas electorales. Nos equivocabamos. Los políticos españoles son capaces de superar lo que parece imposible y hacer promesas en las que la compra de votos es todavía más directa.

400 euros para cada trabajador o pensionista que paga el IRPF, ese es el precio que ofrece Zapatero por sus votos. Ya verán como en unos años, si seguimos avanzando como sociedad ‘moderna’, los programas electorales tendrán un apartado exclusivo dedicado a la compra de los votos. En breve alguno saltará con la genial idea de dar equis euros a todos los ciudadanos si gana (apostaría a que algún ‘avispado’ ya lo habrá propuesto).

Dejando a un lado la indignación que produce la falta de imaginación para elaborar programas interesantes y olvidando la compra ‘enmascarada’ de votos (en el fondo, ¿qué propuesta electoral no lo es?), la devolución de esos 400 euros de la declaración de la renta se presenta bastante incoherente.

Por un lado, por mucho que se empeñe el presidente del Gobierno, la promesa no es progresista ni progresiva. Desde el prisma socialista no parece muy lógico que se ‘condone’ lo mismo a quien gana 3.000 euros mensuales, que a un ‘mileurista’. El que tiene muchos ingresos apenas notará esos 400 euros, mientras que para quien las pasa ‘canutas’ para llegar a fin de mes le vendrían todavía mejor 800 euros.

Sin embargo, desde una visión más liberal (y también más realista), si el espíritu de esta propuesta es devolver a los contribuyentes parte de lo que han aportado cuando el Estado cierra con superávit, tampoco parece lógico que al que haya aportado más se le devuelva lo mismo que al que ha aportado menos. Desde este punto de vista, lo lógico sería devolver un porcentaje de lo apartado.

La única progresividad es que a la persona que gana mucho, lo devuelto se convierte en un porcentaje muy bajo en comparación a lo aportado, mientras que a quien tiene unos ingresos bajos, esos 400 euros supone un porcentaje mucho mayor.

El problema es que esa 'progresividad' no está presente en el esfuerzo que hace el Estado, es decir, no se gasta más en quien más lo necesita, sino que proviene de que esa persona es más pobre. Es igual que si se pretendiese defender que el famoso 'cheque-bebé' es progresivo, ya que a una persona con rentas altas 2.500 euros supone mucho menos que para un 'mileurista'.

En definitiva, una propuesta que no parece tener mucho sentido, se mire por donde se mire.

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