Derechos y deberes de los militares

La cuestión de una Ley de Derechos y Deberes de los militares se viene arrastrando desde muy lejos, y, dentro de esta Ley, la arista que aparece más afilada es la del asociacionismo militar del que muy pocos en el entorno de Defensa, sean del partido que sean, quieren escuchar hablar. Esta afición a la sordera se agudiza si entramos en la vertiente puramente militar de la Defensa en la que a los uniformados no les gusta ni un ápice eso e que los soldados, suboficiales y oficiales puedan asociarse, sobretodo los primeros.

Pero es una cuestión pendiente que, indiscutiblemente, se debe abordar de una vez por todas para que, entre otras cosas, no se aprovechen determinados sectores de los resquicios que la actual normativa tiene y que han amparado en el Tribunal Constitucional. Lo contrario sería ir contra el progreso de una sociedad moderna alejada ya de aquellos estereotipos que adornaban la cosa militar en el pasado, algunos de los cuales se mantienen en el presente.

Es cuestión que debe abordarse, y no solamente porque lo diga la AUME, una reciente asociación dirigida por abogados y de la que poca información se tiene u otras de signo más que sospechoso desde su nacimiento. No es por eso. La necesidad de una Ley de Deberes y Derechos de los militares, en la que se recoja la normativa sobre el asociacionismo militar, nace del propio desarrollo y reforma de nuestras Fuerzas Armadas, extremo que entendió el PSOE quien lo colocó en su programa electoral de las elecciones pasadas.

Sin embargo, al llegar al poder, todo o casi todo lo referente a ese asunto, quedó en el olvido. Tal vez fue oposición del entonces ministro José Bono, que se manifestó publica y contundentemente en contra o vaya usted a saber que otros factores operaron. Porque la llegada de Alonso a Defensa, tampoco cambió nada. Es decir, sí ha cambiado: esta vez, al menos hasta ahora, la voluntad de legislar al respecto, se ha “caído” hasta del actual programa-borrador del PSOE para las elecciones del 9 de marzo.

A pesar de estar recogido en la Ley de Defensa Nacional, los socialistas hacen oídos sordos a unos hechos que, como todos los hechos, si se ignoran, se toman su venganza. A los altos mandos militares no les gusta, cierto, pero no se puede legislar pensando en quienes dirigen el sector afectado. De ser así, apañados estaríamos con los obispos de la Iglesia de Roma, y no es por mentar la bicha, sino por poner un ejemplo.