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Jugar limpio, revolución y verdadero progreso

Jugar limpio, revolución y verdadero progreso

miércoles 27 de febrero de 2008, 20:34h
He sabido de los sistemáticos y abusivos ataques que Diaricrítico.com ha sufrido en el sistema de correo y el casi bloqueo de los servidores. Creo que tengo razones de peso para elevar la voz y solidarizarme especialmente con Fernando Jáuregui y todo el equipo que hace posible esta plaza pública virtual, cosmopolita lugar de encuentro,  de información y de contraste diversísimo.

La verdad es que sigo con predilección esta web y además me siento muy bien recibido en mis aportaciones, que en algunos casos contrastan claramente con las opiniones de estupendos profesionales de la comunicación, que aquí tienen un creciente altavoz para sus ideas.

He sufrido, en mis propias carnes, ese mismo tipo de ataques de hackers liberticidas. Concretamente el año pasado, provocaron el cierre de una muy pujante web dedicada a la orientación familiar y al debate en temas educativos. Hasta tal punto que, al no tener medios materiales suficientes, tuvimos que abandonar, el editor Óscar Matías y yo, su publicación durante meses.

Considero que un medio para neutralizar la falta de sensatez es una mayor preparación de nuestros jóvenes, una más espontánea participación ciudadana en la vida pública, con nobleza y energía para liderar proyectos de mejora social. Pero nunca, nunca, buscar la exclusión (violenta o con maquiavélicas manipulaciones) de quien piensa diferente. Aprendamos a convivir, superemos el pensamiento adolescente y sectario.

Pero, ¿quién quiere acallar este medio de comunicación joven y creativo? Quien quiera que sea, es un gran enemigo de la libertad, igual que quien se rasga las vestiduras por la línea editorial de una cadena de radio privada, o no condena que se agreda a cualquier político, en el ámbito de sea cual sea la  universidad o institución.

Soy padre de familia numerosa y profesor. Reconozco que me he de emplear a fondo para que mis hijos y mis alumnos desarrollen un sano espíritu crítico, que les ayude al conocimiento de lo que son las cosas en realidad y se vean atraídos por un siempre esforzado servicio al bien común. Intento que trabajen en equipo, que consigan debatir amigablemente con quien, en lo político (incluso en lo deportivo) o en cualquier asunto vital, piense diferente.

Pero además, hemos de estar convencidos de que sí sale a cuenta el juego limpio. Lo mejor que le puede ocurrir a un buen estudiante o a un buen profesional es tener colegas tan buenos o mejores que él. ¡A qué tanta rivalidad insana! Competir en buena lid es medio estupendo para optimizar proyectos y alejarnos de la mediocridad y el clientelismo.

Importa mucho animarnos todos a llegar a la verdad, ser sensibles para interesarnos por las necesidades de los demás. Preocuparnos más de qué es lo que yo puedo hacer por mi país y no tanto de qué voy a recibir de él.

Es realmente tiempo de rebeldía, pacífica pero con la clara determinación para recuperar la inquietud por saber qué es el hombre y cómo asegurar su felicidad.

Como escribió Ortega y Gasset en “La Rebelión de las masas”: “…nunca como ahora estas vidas sin peso y sin raíz — déracinées de su destino — se dejen arrastrar por la más ligera corriente. Es la época de las "corrientes" y del "dejarse arrastrar". Casi nadie presenta resistencia a los superficiales torbellinos que se forman en arte o en ideas, o en política, o en los usos sociales”.

Para esa revolución, la estima, o como mínimo el respeto verdadero por cada una de las personas que nos rodean, será lo que asentará realmente nuestra profesionalidad, nuestro apasionado quehacer diario, nuestra razón de ser. Así, serviremos mejor, evitando desquitarnos de nadie ni  acomodándonos al piñón fijo de los prejuicios. Seremos, ¡pequeños pero vitales motores de progreso!
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