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Las desigualdades en el comercio

Las desigualdades en el comercio

jueves 28 de febrero de 2008, 22:16h
Observando el trabajo de una promotora en un reconocido supermercado del sector oriente de la capital, me puse a pensar en las notorias diferencias que existen en comparación con una chica de eventos, o de un team. Y no hablo de diferencias físicas, puesto que, en algunos casos, no las hay.  Me refiero, específicamente, a las ganancias económicas del trabajo.
 
Ya saben, como coordinadora de eventos y promociones, de una Productora, he podido palpar de forma directa el tema. He sido partícipe de las clasificaciones a que son sometidos chicos y chicas para obtener un trabajo. Y bueno, contra mi voluntad, he debido seguir las normas de la empresa y seleccionar según categorías.
 
Nivel 1: Team y eventos de prestigio: Anfitrionas (es) y modelos, de preferencia 1.70 mujeres y 1.80 hombres como mínimo, nivel universitario, bonitas (os), esbeltas(os) y cuerpo ‘casi’ perfecto. Pagos aprox. 2 horas ( $ 30.000), por el día completo (desde 60 .000), y team (entre 50.000 y 60.000 diarios).
 
Nivel 2: Sampling o eventos de mediano perfil, es decir, volanteos o entrega de productos: Promotoras 1.65, promotores 1.70 como mínimo, nivel universitario, bonitas (os) y esbeltas (os). Pagos aprox. 3 o 4 horas ($ 15.000), día completo ($ 20.000)

Nivel 3: Promotoras (es) de supermercados o tiendas comerciales: No hay mayor requisito en la altura, pero sí en que sean bonitas (os), delgadas (os) y simpáticas (os). Sueldos: entre 10.000 y 12.000 diarios, que corresponden a ocho horas como mínimo. En tiendas son períodos más largos de tiempo.

En definitiva, la altura, el nivel de educación y el físico se convierten en las herramientas claves a la hora de seleccionar a un candidato. A mi juicio, un acto sumamente discriminatorio, porque aquí no importa lo buena vendedora, carismática y empática que pueda ser la persona, sino que, simplemente, los atributos físicos con los que cuentan.

Sobre todo en el caso de las promotoras (es) de eventos o de team, quienes, en su mayoría y según lo que me ha tocado vivenciar, son los más exigentes, impacientes y desagradables con el público. Pero paradójicamente, los que más dinero y, en menos horas, se echan al bolsillo. Y bueno, para qué hablar del mundo del modelaje, en donde chicos y chicas se llevan el equivalente a un sueldo mensual, en un par de horas.

Pero eso no es todo, porque más encima del pago, les regalan los productos en promoción y los llaman constantemente para participar de distintos eventos. 

Luchando por un sueldo

Un panorama lamentable, por cierto, ya que el dinero obtenido por una promotora de eventos y team con respecto a una de supermercados o tiendas es, aproximadamente, cinco veces la cantidad de la primera. Un elemento que, sin duda, no nos puede dejar indiferente, tomando en cuenta el sacrificio de uno en relación al otro. Esto a pesar de que trabajar en promociones es bastante más relajado que desempeñarse en otras áreas.

Y es en este punto en que quisiera hacer hincapié: en la explotación de algunos empresarios a sus trabajadores. Por ejemplo, reponedores, cajeros, vendedores, ejecutivos call center, entre otros, quienes, muchas veces, ganan el sueldo mínimo, a cambio de largas, intensas y tensas horas de faena.

Pero eso no es todo, puesto que, en algunos casos, deben trabajar de pié, sin derecho a descanso. Es decir, tampoco se respeta el Artículo 193, del Código del Trabajo, que se refiere a la antigua y tradicional Ley de la Silla. Éste establece que "en los almacenes, tiendas, bazares, bodegas, depósitos de mercaderías y demás establecimientos comerciales semejantes, aunque funcionen como anexos de estableci-mientos de otro orden, el empleador mantendrá el número suficiente de asientos o sillas a disposición de los dependientes o trabajado¬res. La disposición precedente será aplicable en los estableci¬mien¬tos industriales, y a los trabajado¬res del comercio, cuando las funciones que éstos desempeñen lo permitan".

Cabe mencionar que un número importante de trabajadores pertenece al sector de ventas y afines (comercio). Específicamente 811.000 personas en desmedro del área de profesionales y técnicos, en donde existen solamente 737.000.

Claro está que al existir sobreoferta de fuerza laboral, los empresarios pueden pagar ingresos menores, pues están seguros de que si se les va un empleado, no faltará quien lo reemplace. En dicho sector se encuentran los que trabajan directamente en el comercio (cajeros, vendedores, reponedores, etc), los cuales, generalmente, deben hacerse el sueldo en base a su producción,  y los que indirectamente están relacionados. Aquí se encuentran los promotores, anfitriones, modelos, entre otros, quienes perciben mayores ganancias, y en períodos muy cortos de tiempo.

Sin duda, un panorama lamentable e injusto, puesto que son demasiadas las diferencias entre un trabajo y  otro. Además, considero que un cargo de cajera, promotora vendedora o ejecutiva, requiere bastante más intelecto que regalar productos por un par de horas. Y no es por desmerecer dicha actividad, sino porque me parece que no es un trabajo que debiera ser tan sobrevalorado económicamente. Sin embargo, no es culpa de quienes trabajan en estos rubros, sino, más bien, de los empresarios que están detrás de ellos.

Aquellos que tienen muy arraigado el concepto del equilibrio monetario, y los grados de esfuerzos de una labor respecto de otra. Es necesario asentar cabeza y poner el tema sobre el tapete, puesto que, muchas veces, hablamos de los bajísimos sueldos que se pagan en Chile, pero no de la extensa brecha económica que existe entre un trabajo y otro.

Y es en este punto en donde hay que concentrarse: en equilibrar los sueldos, de tal manera, que sea justo para todos los trabajadores del país.

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Karina Espinoza S.
Periodista
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